31/05: Batman: La Máscara de La Muerte (202 Págs.)
Yoshinore Natsume – Planeta DeAgostini
2008
De las franquicias que pueblan el mundo
del cómic yanqui, la de Batman, el
detective, el hombre murciélago, es probablemente la más rentable. A sus
respetables setenta años, el otro yo, el auténtico yo de Bruce Wayne goza de una excelente salud. Sus últimas apariciones en
el cine han sido un éxito en cuanto a crítica, público y hasta premios. Pero su
rentabilidad siempre trae consigo que, junto a los cómics de siempre, existan
todo tipo de proyectos y publicaciones en los que el único denominador común es
la presencia del murciélago. En esta ocasión, toca hablar de uno de esos
inventos, La Máscara de la Muerte, realizada por el autor nipón Yoshinori Natsume. Y como vengo copado leyendo cómics
del Caballero Oscuro, es una oportunidad ideal.
La
principal particularidad de este cómic es que ha sido según los estándares y
formatos del manga. No es la primera vez que un artista japonés realiza un
trabajo con Batman de protagonista.
Hace unos años vio la luz El hijo de Los Sueños, una historia
realizada por el famoso Kia Asamiya.
Sin embargo, en aquella ocasión se trató de un proyecto doble, que implicaba a DC (en Estados Unidos) y a Kodansha (en Japón), y que fue publicado
bajo formatos diferentes en cada país. Aquí se trata de un formato nipón para
un mercado yanqui, lo cual explica la elección de un autor menos conocido, pero
cuya labor refleja claramente los estándares del manga. Podría decirse
tranquilamente que con La Máscara de la Muerte, DC intenta captar clientela entre las generaciones que han crecido
–y están creciendo- con el anime y los videogames, y para los que la estética
del manga japonés está más próxima que los tipos disfrazados.
Curiosamente,
no estamos ante un cómic pensado para gente excesivamente joven. Todo lo
contrario, el que espere encontrarse con el lado más amable del manga ya se
puede ir olvidando del asunto. Natsume
imprime a su labor un estilo realista, en la que no se corta un pelo a la hora
de mostrar escenas de violencia, algunas particularmente pródigas en cuanto a
sangre y trozos de persona cercenados.
La historia asume un doble tempo narrativo,
donde el presente de Batman se une a
un pasaje poco conocido de la vida de Bruce
Wayne, y donde el tono urbanita habitual se ve tocado por lo paranormal. El
detective ha de plantearse hasta que punto ciertos eventos del ayer han
influido en su situación actual y si realmente su otro yo ha sido creación
propia o influencia ajena.
Para concluir, un cómic a mitad de camino
entre el comic-book y el manga, que gustará a la afición “batimaniana” y a la
otaku. Puristas de uno y otro ámbito es mejor que se abstengan.