sábado, 31 de mayo de 2014

31/05: Batman: La Máscara de La Muerte



31/05: Batman: La Máscara de La Muerte  (202 Págs.)
Yoshinore Natsume – Planeta DeAgostini 2008

De las franquicias que pueblan el mundo del cómic yanqui, la de Batman, el detective, el hombre murciélago, es probablemente la más rentable. A sus respetables setenta años, el otro yo, el auténtico yo de Bruce Wayne goza de una excelente salud. Sus últimas apariciones en el cine han sido un éxito en cuanto a crítica, público y hasta premios. Pero su rentabilidad siempre trae consigo que, junto a los cómics de siempre, existan todo tipo de proyectos y publicaciones en los que el único denominador común es la presencia del murciélago. En esta ocasión, toca hablar de uno de esos inventos, La Máscara de la Muerte, realizada por el autor nipón Yoshinori Natsume. Y como vengo copado leyendo cómics del Caballero Oscuro, es una oportunidad ideal.

 La principal particularidad de este cómic es que ha sido según los estándares y formatos del manga. No es la primera vez que un artista japonés realiza un trabajo con Batman de protagonista. Hace unos años vio la luz El hijo de Los Sueños, una historia realizada por el famoso Kia Asamiya. Sin embargo, en aquella ocasión se trató de un proyecto doble, que implicaba a DC (en Estados Unidos) y a Kodansha (en Japón), y que fue publicado bajo formatos diferentes en cada país. Aquí se trata de un formato nipón para un mercado yanqui, lo cual explica la elección de un autor menos conocido, pero cuya labor refleja claramente los estándares del manga. Podría decirse tranquilamente que con La Máscara de la Muerte, DC intenta captar clientela entre las generaciones que han crecido –y están creciendo- con el anime y los videogames, y para los que la estética del manga japonés está más próxima que los tipos disfrazados.
 Curiosamente, no estamos ante un cómic pensado para gente excesivamente joven. Todo lo contrario, el que espere encontrarse con el lado más amable del manga ya se puede ir olvidando del asunto. Natsume imprime a su labor un estilo realista, en la que no se corta un pelo a la hora de mostrar escenas de violencia, algunas particularmente pródigas en cuanto a sangre y trozos de persona cercenados.
  La historia asume un doble tempo narrativo, donde el presente de Batman se une a un pasaje poco conocido de la vida de Bruce Wayne, y donde el tono urbanita habitual se ve tocado por lo paranormal. El detective ha de plantearse hasta que punto ciertos eventos del ayer han influido en su situación actual y si realmente su otro yo ha sido creación propia o influencia ajena.
Para concluir, un cómic a mitad de camino entre el comic-book y el manga, que gustará a la afición “batimaniana” y a la otaku. Puristas de uno y otro ámbito es mejor que se abstengan.

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