21/07: Welcome To The NHK –
Vol. 4 (200 Págs.)
Tatsuhiko Takimoto y Kendi
Oiwa – Editorial Ivrea 2008
¿Cómo sabe cuánto de lo que se dice es verdad y
es mentira? Este es un tema bastante que se
recurre bastante en todo el volumen de Welcome
to The NHK. El manga empieza a llegar, en
este cuarto volumen, a territorio que el anime no cubre o cubre de una manera diferente.
Una diferencia fundamental es que el manga se
publicó en formato serie, de cadencia mensual en una revista antológica de
cómics, como lo hacen los mangas en Japón. Y esto trae emparejado que cada
capítulo es casi autónomo. Para
que esto funcione con suficiente interés, se recurre generalmente a una broma oscura en el remate, que generalmente causa risa y
funciona, mostrando todo el argumento del capítulo como algo absurdo, una gran
farsa.
El contexto emocional,
de nuevo, se vuelve fundamental para la historia de Welcome to The NHK. Un
buen ejemplo es Yamazaki, quien se
hunde más profundamente en la misoginia otaku y su determinación de terminar el
juego “erogame”, como de vengarse de la mujer que no le daba “bola”. También descubrimos más sobre Misaki, un personaje que siempre tenía un halo de misterio, de
saber por qué se obsesiona con un Hikikomori como Sato. En este tomo, ella es definitivamente incapaz de decirle a Sato nada
verdadero acerca de su pasado, actuando también por momentos con desesperación patológica. Sus celos al ver a Sato
junto a Kashiwa es un ejemplo de
eso. Es por eso que realiza un plan para “vengarse” de Sato por haberla “ignorado”, pero sus planes tienen el efecto
contrario; conducen Sato al borde del suicidio,
en un giro completamente diferente al ambiente divertido de este volumen.
Vemos a Sato en un auténtico estado de desesperanza e
inutilidad, alimentado por un sentido ilusorio de autosacrificio. El manga aprovecha esta oportunidad, no para la bajada de
línea, si no para una cómica escena, y un final de mucha belleza. En una
historia cínica como es el capítulo 20 del manga, el último de este tomo, en el
cual los personajes, aún después de sus sentimientos de inferioridad y
desesperación, todavía son capaces de decir: "¡Miren! Que hermoso es el mundo"
Así, el
manga me sigue fascinando. Desde este punto en
adelante, sospecho, las comparaciones con el anime disminuirán ya que la
mayoría del material del anime ya ha pasado en la historia, cosa que me va a
jugar a favor, al sorprenderme más. Felicito a los dos autores, Tatsuhiko Takimoto y Kendi
Oiwa, que se animaron a hacer un manga de comedia, con situaciones tan
extremas y tan críticas de la sociedad nipona, mostrándonos lo más bajo del mundo
otaku en su país de origen. Y felicito a la Editorial
Ivrea, que trajo al país una obra
fuera de lo común y de su target de mangas shonen de peleas o ecchis.
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