03/07: Las
Aventuras de Fede y Tomate Vol. 1: Hay que Salvar a Tomate (48 Págs.)
Luciano Saracino y Gerardo Baró –
Pictus 2011
A todo niño le fascina el circo. Los
elefantes, los equilibristas, los trapecistas, el mago, el león, los
malabaristas que escupen fuego. Es una edad donde la carpa de colores todavía
conserva su magia, antes del desencanto propio de la adultez que revela los
ámbitos circenses como espacios menos amigables y más sufridos que el
imaginario infantil. Quizás por eso no puede haber medias tintas en un relato
ambientado allí. Es para adultos o es para niños, como en ¡Hay que salvar a Tomate!, la historieta de Luciano
Saracino y Gerardo Baró. Y esto me llevó a comprar este libro como regalo para
la sobrina de mi novia, que recién comienza con la lectura secuencial, y cuando
yo también lo leí, no me defraudó para nada mi elección.
¡Hay que salvar a Tomate! constituye, además, la primera entrega de una serie de libros (“Las aventuras
de Fede y Tomate”) enfocados en un niño y su gato (Fede y Tomate,
respectivamente). Se trata de historias con una narrativa pensada para chicos
pequeños. Está narrado en primera persona, como modo de acercarse al lector,
con cuadros grandes y coloreados en tonos suaves bien “amigables”. La historia
es un conjunto de peripecias, enredos y equívocos bastante divertidos que se
suceden en un registro muy similar al de algunos dibujos animados clásicos y
que evita la violencia imperante en la televisión.
Cuando
Fede descubre que el circo llegó a su
barrio, se escabulle para ver de cerca al león. Una cosa lleva a la otra y el
chico se encuentra a su gato en manos del dueño del espectáculo, para “servir”
al león. El “villano” de turno, sin embargo, no es un tipo malvado. Algo más
parecido al vecino que inventa alguna historia truculenta para asustar a los
chicos del barrio que la señora que pincha la pelota de cuero porque volvió a
caerle en su jardín. Al final de la historia, como si hubiera que evitar andar
angustiando a los chicos, un par de vueltas de tuerca diluyen el “peligro” que
sufren los personajes, camino al final feliz.
La lectura es muy ágil, con viñetas
grandes (hasta cuatro por página) y con muy poco texto. La acción no se detiene
nunca, excepto para acrecentar cierto efecto dramático, y la historia no tiene
tiempos muertos. Toda la trama está pulida y se lee de una punta a la otra sin
interrupciones (aunque es cierto que se trata de un libro corto).
Hay hasta cierta épica en el relato, con
el niño enfrentado situaciones aventureras desafiantes a la vez que lidia con
sus sentimientos por una chica del barrio (Florencia).
Quizás haya también cierta glorificación del escenario. Lo dicho al comienzo:
los circos de verdad son lugares menos amigables y más sufridos que el del
cuento.
Por
otro lado, esta primera entrega presenta como protagonista excluyente a Fede, pero deja varias puntas a
desarrollar: ¿qué papel tiene Tomate
en la vida del chico?, ¿cuál es la relación entre ambos?, ¿cuál es el mundo del
gato?, ¿cuál es el rol de Florencia
en la vida de Federico?
Hay un segundo volumen que seguramente
voy a regalar porque ha gustado mucho, y que inexorablemente también voy a
leer, para sacar mi niño interior con esta divertida historieta para chicos.
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