02/10: MW (582 Págs.)
Osamu Tezuka – Planeta DeAgostini 2006
Luego de empezar el mes del terror leyendo The Walking Dead, decidí que el Octubre
esté dedicado mayormente a cómics sobre este género, aunque siempre mechando
con lo superheroico, el shonen y el shojo, como géneros que tampoco pueden
faltar. Y para hacer hincapié en esta idea, sigo con el terror pero de la mano
de uno de los mangakas más multifacéticos que tuvo Japón, el Dios del Manga Osamu Tezuka. Escribió ciencia ficción, shonen
adolescente, shojo (La Princesa Caballero,
considerado el primer manga shojo publicado en una revista), y con MW, el terror y todos los temas tabú y mala leche
para la época, como la homosexualidad (casi fundamental en la trama),
violaciones, torturas, corrupción política, la sexualidad en los sacerdotes,
etc.
MW arranca con la trepidante carta de presentación de Yuki
Michio en forma de secuestro. Es así cómo el lector empieza a conocer a
este joven y brillante empleado de banco que, bajo su fachada tranquila,
esconde secretos a priori inconfesables: es calculador, maquiavélico, no tiene
escrúpulos, se vale de sus rasgos andróginos para salir airoso de situaciones
complicadas travistiéndose y, por si fuera poco, carece de pudor a la hora de
sacarle partido a su bisexualidad. Esta faceta
pérfida es lo que trae de cabeza al Padre Garai, un cura católico que,
además de confidente, es íntimo amigo y amante de Yuki. Ambos están
unidos por un fatídico incidente vivido durante la infancia, cuando quedaron
aislados en una remota isla japonesa donde se produjo un escape de MW,
un gas que, al ser inhalado, provoca la muerte o sume a la víctima en un estado
irreversible de locura. Yuki, afectado por
el MW, está dispuesto a cualquier cosa con tal de cumplir su objetivo:
apoderarse del MW que custodian los militares y, después de hacer
público el escándalo que hay detrás de dicha arma química, exterminar a la
humanidad. Garai, entre la espada y la pared por el amor-odio que siente
hacia él, tratará de impedirlo por todos los medios posibles.
El primer contacto visual con una obra de Tezuka
suele ser impactante. Son muchos los que, acostumbrados a los cánones estéticos
del manga actual, sienten rechazo por su trazo brusco de proporciones
personalísimas, sin apenas tramado. Sin embargo, basta con darle una
oportunidad a las primeras páginas para que enganche con una fuerza demoledora.
Tezuka
fue, ante todo, un gran narrador, y en MW vuelve a demostrarlo.
La ubicación temporal se evidencia en la
apariencia externa de los personajes. Asimismo, la situación internacional
(depresión económica, tensiones militares por la guerra fría, experimentos con
armas químicas, sobornos, ataques terroristas de tintes anárquicos…) es
recreada de forma cruenta y sin reparos, como si el propio Tezuka hubiese
querido castigar a sus coetáneos reflejando lo peor de la raza humana: odio,
violencia, falsedad, codicia. Uno de los hechos reales que le llevaron a crear MW, fue
el escándalo que sacudió al Gobierno japonés en el año 1974, cuando el por
entonces Primer Ministro Kakuei Tanaka aceptó un soborno
por valor de casi dos millones de dólares por parte de la compañía
norteamericana Lockheed Corporation, siendo implicado en el denominado Caso
Lockheed. 1976, año en el que Tanaka se vio forzado a presentar
la dimisión, fue el elegido por Tezuka para plasmar con MW
el sentimiento de impotencia y preocupación que asolaba a la población del
país. ¿Podían los ciudadanos confiar en unos dirigentes que osaban negociar al
margen de la ley importantes sumas de dinero, con armas de última tecnología de
por medio y encubrimientos de catástrofes, quizás clasificadas por siempre de
alto secreto?
En MW queda plasmada la disconformidad de la gente, que sale en masa a las calles en señal de protesta, ávida de respuestas ante las preguntas que, gracias a las dosis mínimas de información que les llega, formulan sin descanso, rebelándose contra la capa de tierra que el Gobierno echó sobre las muertes por MW, manteniéndolo en el desconocimiento colectivo.
En MW queda plasmada la disconformidad de la gente, que sale en masa a las calles en señal de protesta, ávida de respuestas ante las preguntas que, gracias a las dosis mínimas de información que les llega, formulan sin descanso, rebelándose contra la capa de tierra que el Gobierno echó sobre las muertes por MW, manteniéndolo en el desconocimiento colectivo.
Planeta DeAgostini ha editado MW con traducción a cargo de Marc Bernabé. Consta de un
único tomo de gran tamaño (prácticamente 600 páginas). La única contra a este
grosor considerable es que con la lectura, el lomo acusa demasiadas dobleces,
deteriorándose con relativa facilidad. Sin duda, es una obra a tener en la
biblioteca, teniendo en cuenta el retrato psicológico de los personajes y la
relación entre ambos protagonistas completamente atípica en el cómic en
general.
No hay comentarios:
Publicar un comentario