lunes, 2 de mayo de 2016

02/05: El Árbol que Da Sombra Vol. 4



02/05: El Árbol que Da Sombra – Vol. 4 (302 Págs.)
Osamu Tezuka – Planeta DeAgostini 2006

Después de 250 años de aislamiento, el comodoro norteamericano Perry forzó un tratado de comercio favorable a sus intereses, desestabilizando y precipitando la caída del shogunato, que estaba en profundo declive. En la obra comparan al shogunato con el gran cerezo del jardín de uno de los personajes: ese árbol que proporciona tan agradable sombra ya ha vivido 250 años, pero su interior está tan podrido y carcomido que con un simple empujón bastaría para que se desplomase. Ello viene a significar que la corrupción, el conservadurismo radical y demás ideas llevan a Japón a un punto insostenible. Ya con el cuarto volumen leído, puedo decir que se trata de una de las mejores obras del Dios del Manga, Osamu Tezuka.

Hay que reconocer que el dibujo de Tezuka (caricaturesco y algo infantil) tira un poco para atrás al principio, pero en El Árbol se ve ya el estilo un poco más depurado y adulto de sus últimos y más maduros trabajos (como Adolf y Buda). Sin embargo, eso queda en segundo plano cuando vemos su narrativa clara y ágil. Una maravilla.
 En este cuarto volumen, la intriga política se profundiza, y esto se da porque tenemos muchísimas páginas dedicadas al Embajador Norteamericano, y en especial en su traductor, Heiken. Todo su camino por el Japón del Período Edo para visitar al Shogun, la runfla política para comerciar con el Shogun, los intentos de asesinatos que sufrirá el grupo. Todo toma protagonismo en más de la mitad de este extenso volumen. Para esto, Manjiro Ibuya sigue tomando chapa y protagonismo, en su custodia del embajador. Pero para su mala suerte, debido a runflas políticas, es removido del cargo.
 Por su parte, Ryoan Tezuka toma el protagonismo en la última parte del tomo, y sirve para mechar el humor con sucesos históricos. Por una parte, Tezuka tendrá que lidiar con su esposa, quien no esta de acuerdo con su escasez de dinero o su vocación de doctor. Pero también, tendrá que apoyar a la corriente holandesa de medicina, apoyar a su padre, y al líder de la corriente holandesa, que es nombrado doctor personal del Shogun. Y para alegría de estos revolucionarios de la medicina japonesa, se aprueba su centro de vacunación. Un paso importantísimo para la medicina occidental en Japón, y tanto es así que Tezuka nos explica que este centro de vacunación en Edo (antigua Tokio) se transformará con los años, en la importante Universidad de Tokio.
 Podríamos decir que El Árbol que Da Sombra se trata de un manga de samuráis crepuscular en el que asistimos a la decadencia de su modo de vida pero en el que Tezuka también rinde, en cierto modo, un homenaje a esa cultura tan rica y evocadora. No en vano suele decirse (con cierta razón) que cualquier tiempo pasado fue mejor.

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