02/05: El Árbol que Da Sombra – Vol. 4 (302 Págs.)
Osamu Tezuka – Planeta DeAgostini
2006
Después de 250 años de aislamiento, el
comodoro norteamericano Perry forzó un tratado de comercio favorable a
sus intereses, desestabilizando y precipitando la caída del shogunato, que
estaba en profundo declive. En la obra comparan al shogunato con el gran cerezo
del jardín de uno de los personajes: ese árbol que proporciona tan agradable
sombra ya ha vivido 250 años, pero su interior está tan podrido y carcomido que
con un simple empujón bastaría para que se desplomase. Ello viene a significar
que la corrupción, el conservadurismo radical y demás ideas llevan a Japón a un
punto insostenible. Ya con el cuarto volumen leído, puedo decir que se trata de
una de las mejores obras del Dios del
Manga, Osamu Tezuka.
Hay que reconocer que el
dibujo de Tezuka (caricaturesco y
algo infantil) tira un poco para atrás al principio, pero en El Árbol se ve ya el estilo un poco
más depurado y adulto de sus últimos y más maduros trabajos (como Adolf y Buda). Sin embargo, eso queda en segundo plano cuando vemos su
narrativa clara y ágil. Una maravilla.
En este cuarto volumen, la intriga política se
profundiza, y esto se da porque tenemos muchísimas páginas dedicadas al
Embajador Norteamericano, y en especial en su traductor, Heiken. Todo su camino por el Japón del Período Edo para visitar al
Shogun, la runfla política para comerciar con el Shogun, los intentos de
asesinatos que sufrirá el grupo. Todo toma protagonismo en más de la mitad de
este extenso volumen. Para esto, Manjiro
Ibuya sigue tomando chapa y protagonismo, en su custodia del embajador.
Pero para su mala suerte, debido a runflas políticas, es removido del cargo.
Por su parte, Ryoan Tezuka toma el protagonismo en la última parte del tomo, y
sirve para mechar el humor con sucesos históricos. Por una parte, Tezuka tendrá que lidiar con su esposa,
quien no esta de acuerdo con su escasez de dinero o su vocación de doctor. Pero
también, tendrá que apoyar a la corriente holandesa de medicina, apoyar a su
padre, y al líder de la corriente holandesa, que es nombrado doctor personal
del Shogun. Y para alegría de estos revolucionarios de la medicina japonesa, se
aprueba su centro de vacunación. Un paso importantísimo para la medicina
occidental en Japón, y tanto es así que Tezuka
nos explica que este centro de vacunación en Edo (antigua Tokio) se
transformará con los años, en la importante Universidad de Tokio.
Podríamos decir que El Árbol que Da Sombra se trata de un manga de samuráis
crepuscular en el que asistimos a la decadencia de su modo de
vida pero en el que Tezuka
también rinde, en cierto modo, un homenaje a esa cultura tan rica y evocadora.
No en vano suele decirse (con cierta razón) que cualquier tiempo pasado fue
mejor.
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