10/05: Asterix Vol. 9: Los Normandos (48 Págs.)
René Goscinny y Albert
Uderzo – Grupo Planeta 2015
La publicación en álbum de esta aventura
tuvo una acogida sin precedentes al momento de su publicación. Pero realmente ¿el
contenido daba para tanto? Desde la aventura de Cleopatra hasta este noveno álbum la trayectoria de Asterix estaba siendo perfecta. Si bien
la aventura de los normandos no supuso ni mucho menos un paso en falso, sí
considero que fue un bajón. Empezamos por la historia. A Asterix y Obelix les
toca la tarea de hacer por un tiempo de “tutores” del sobrino adolescente de Abraracurcix llamado Gudurix. Pero el adiestramiento se ve
interrumpido cuando llegan a la costa los temibles normandos, guerreros feroces
y sedientos de sangre que aspiran conocer el gran misterio desconocido para
ellos del miedo para así poder volar. Y curiosamente Gudurix peca de ser muy miedoso y esto será la excusa perfecta para
que caiga en manos de los normandos.
El
personaje de Gudurix es de los más
recordados de la serie. Pues Goscinny reflejó
con él a esa juventud de los años 60 inquieta, bohemia, susceptible a los
cambios y a las nuevas modas. Y es un personaje que podríamos ubicar en nuestra
era. Pero su personalidad era deliciosa: repelente, vago y muy miedoso pero
también con capacidad de liderazgo. Pues nada más llegar inunda a la aldea con
sus ritmos modernos y rockeros. En fin, Gudurix encantó al público. Pero
lo mejor de Gudurix es que gracias a Asuranceturix vuelve a dar rienda
suelta a su potencial como cantante y personaje. Visto lo visto en “El Combate de los Jefes” (en que un psicodélico
Panoramix disfrutaba con el) y visto
como reacciona Gudurix llego a la conclusión de que el pobre Asuranceturix es un avanzado a su época.
Fiel reflejo de la música pop y rock de calidad que surgía con fuerza en los 60
(que como los aldeanos algunos sectores da la sociedad no veían con buenos ojos
esos nuevos aires musicales).
En cuanto a los chistes, Asuranceturix y Obelix son sin dudas las estrellas humorísticas de esta aventura. El primero con sus intenciones de comerse el mundo y el segundo con sus juegos de palabras, sus ganas de aporrear y espabilar a Gudurix, pero aún así sin quedarse anticuado. Los normandos, con su peculiar y surrealista jefe Grosenbaf, tampoco se quedan atrás. Como últimos aspectos positivos mencionar la aparición de un Esautomatix ya bien definido con su apego particular por el bardo. Y las peleas entre Asterix y Obelix sobre cómo enseñar a Gudurix (el primero de forma más lenta y paciente y el otro más del estilo de la “antigua escuela”).
En cuanto a los chistes, Asuranceturix y Obelix son sin dudas las estrellas humorísticas de esta aventura. El primero con sus intenciones de comerse el mundo y el segundo con sus juegos de palabras, sus ganas de aporrear y espabilar a Gudurix, pero aún así sin quedarse anticuado. Los normandos, con su peculiar y surrealista jefe Grosenbaf, tampoco se quedan atrás. Como últimos aspectos positivos mencionar la aparición de un Esautomatix ya bien definido con su apego particular por el bardo. Y las peleas entre Asterix y Obelix sobre cómo enseñar a Gudurix (el primero de forma más lenta y paciente y el otro más del estilo de la “antigua escuela”).
Pero
hay un gran fallo en es la historia: el desarrollo de esta. No esta mal pero a
mi juicio se podría haber retratado más a los normandos. Algunas escenas parece
que estén alargadas para acabar de rellenar el tomo (como la búsqueda de Obelix hacia Asuranceturix). He tenido la sensación de que se pudo haber sacado mucho
más partido a la historia, y personajes como Abraracurcix o Panoramix
hubieran podido aportar algo más.
Pero obviando este gran fallo, la historia nos enseña unas buenas lecciones: que para ser valiente lo más importante es reconocer el miedo y saber dominarlo, que la juventud tiene que espabilar pero sin dejar de ser ella misma y que hay que tener la mente abierta a los cambios. Enseñanzas que aunque tenían importancia en la década de los 60, también las tienen en nuestros tiempos.
Pero obviando este gran fallo, la historia nos enseña unas buenas lecciones: que para ser valiente lo más importante es reconocer el miedo y saber dominarlo, que la juventud tiene que espabilar pero sin dejar de ser ella misma y que hay que tener la mente abierta a los cambios. Enseñanzas que aunque tenían importancia en la década de los 60, también las tienen en nuestros tiempos.
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