03/06: Salamanca (100 Págs.)
Valentin Lerena y Roberto
Fontana – Larp Editores 2013
En
el día de hoy una historieta de aventuras gauchescas, que a la vez están
mezcladas con toques sobrenaturales que las enriquecen. Estoy hablando de Salamanca, la obra escrita por Valentín Lerena y dibujada por Roberto Fontana. Las primeras páginas de Salamanca
aparecieron en el recopilatorio Ymir (ya reseñado en el blog), que reunía varias historietas
premiadas por Larp Ediciones. En ese
tomo sus autores presentaban la historia de un rastreador, Ceferino Robles, que vivía aventuras con toques sobrenaturales, lo
cual agregaba su cuota de originalidad al asunto. Aunque el género gauchesco no
excluye la fantasía, sus principales exponentes la dejan de lado. Paradoja: el
género histórico por antonomasia de la narrativa argentina sirve para dejar
atrás ese pasado y fundar una modernidad.
Salamanca recupera lo fantástico de campos y pulperías y los llena de
entidad. Los dones de Mandinga, sea
para un rastreador, un malevo o una hechicera, son un hecho. Otro aspecto
interesante del libro es que, a diferencia de lo que ocurre en otras obras del
género, aquí la mujer no juega un papel subsidiario. Por un lado porque es una
de las tres protagonistas del libro. Por otro, porque más allá de la Hechicera, las otras partes son varias
las que cumplen un rol activo y fuerte en la historia y no se limitan a esperar
pasivamente el rescate del héroe de turno.
En este tomo, ya no hay un protagonista, sino
tres. Una parte del libro está dedicada a María,
la Hechicera, y otra al Malevo, cuyo nombre no se revela. La
tercera y última, sí trae de regreso al Rastreador
Ceferino Robles e incluye algunas de las historias premiadas originalmente
en Ymir, como para trazar una continuidad en los trabajos. Los tres
personajes, aunque viven historias autoconclusivas, dejan abiertas las puertas
a nuevas aventuras.
Las historias del Malevo y del Rastreador
son relatos más convencionales. Del primero se cuentan anécdotas de cuchillero
de pago. Cuchillo por cuenta de otros, que cobra su dinero por hacer justicia
moral, ya que no legal. Aunque el separador sugiere que el Malevo se ganó sus habilidades en algún trato con Mandinga, en ninguna de sus cuatro
historias hay referencias sobrenaturales explícitas. Hay un detalle interesante
de este personaje, que es que muestra la transición entre estilos de vida
dominantes. Su andar transcurre en una etapa en la que la vida urbana se
consolida mientras aún persiste una fuerte cultura campera. No en vano hay un
“cameo” de Carlos Gardel en sus
primeras épocas, cuando su voz todavía coqueteaba con el folklore.
El apartado gráfico es bueno en líneas
generales y, sobre todo, narra muy bien. Estilísticamente, Roberto Fontana alterna el dibujo más clásico con viñetas en las
que experimenta con otras técnicas en aras de una expresividad distinta. Esto
suele quedar muy bien y suma al disfrute de la lectura. Apenas se le puede
reprochar alguna que otra viñeta no del todo bien resuelta. Pero en general no
sólo facilita a la lectura, sino que dota del clima correcto a cada aventura.
No me esperaba encontrar con una historieta
tan atrapante. Aunque sean historias autoconclusivas, cada una es rica en sí
misma y para el carácter de sus personajes, y me dejaron con ganar de saber más
sobre estos tres protagonistas. Sin duda, recomiendo este libro, que me ha
parecido un punto muy alto en la historieta argentina de los últimos años
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