sábado, 2 de enero de 2016

02/01: El Árbol que Da Sombra Vol. 1



02/01: El Árbol que Da Sombra – Vol. 1 (330 Págs.)
Osamu Tezuka – Planeta DeAgostini 2005

No podía comenzar el año sin leer un manga del Manga no Kamisama, Osamu Tezuka, autor fetiche ya del blog. Tezuka es llamado, empecemos con los tópicos, el padre del manga. Lo cual no es exagerado si por tal entendemos su referente del mismo modo que Hergé lo es para la historieta francesa. Su producción es enorme, abarca todos los géneros y, hacia el final de su carrera, derivó hacia terrenos adultos, comprometidos incluso, en tebeos donde nunca deja de identificarse su estilo dinámico y vibrante, y donde nunca renunció a un dibujo infantil pese a abordar situaciones, temas y personajes complejos.

 El árbol que da sombra es, por temática, el Tezuka que más me podía apetecer. Ocho volúmenes, más de dos mil páginas, para narrar a través de dos figuras protagonistas y mucho secundario un momento fascinante (y desconocido) de la historia japonesa, época de cambios y permeabilidad a occidente. Un panorama por el que nos conducen las historias cruzadas de un joven samurai que representa la tradición, y del propio abuelo del autor, médico en ciernes que adopta las técnicas y filosofía de la medicina holandesa.
 El Árbol que da Sombra retrata una peculiar época de Japón: el bakumatsu, el declive del shogunato Tokugawa que ha mantenido al país aislado y en férrea paz durante dos siglos y medio. Para los japoneses, el gobierno militar de los Tokugawa, el bakufu, era como un gran árbol a cuya sombra había prosperado el país. Pero a finales del siglo XVIII y principios del XIX, el árbol está podrido y comienza a dar síntomas de debilidad. Sigue en pie, ya que sus raíces son profundas, pero es cuestión de tiempo que muera y se venga abajo. En El Árbol que da Sombra toman la palabra aquellos que quieren mantener al árbol en pie a toda costa, ignorando que por dentro se encuentra enfermo y moribundo siempre que puedan mantener el sistema, y aquellos que quieren talar el árbol y entrar en una nueva época, aunque sea a golpe de sangre y acero.
 Nos enfrentamos a una historieta caudalosa, una saga de proporciones gigantes donde diversos hilos e intereses son manejados por Tezuka con maestría. Tezuka es un maestro de la narrativa en viñetas, y todo, hasta lo más desmesurado, fluye en sus mangas con aparente sencillez, con la naturalidad con la que fluye un río, por caudaloso que sea éste.
 Si complejo es el asunto que se nos narra, una época de cambios y rupturas en el Japón del siglo XIX, no menos difícil es conseguir que, con asombrosa naturalidad, casen el relato histórico, el romance, el gusto por la medicina de Tezuka, la aventura de samuráis, el erotismo, el humor, la acción y toda su gama de distintos modos y tonos.
En resumen: a siete tomos como éste de su final, ya puedo ir especulando con que El árbol que da sombra (título metáfora del gran árbol protector podrido y hueco por dentro) va a resultar una obra maestra de uno de los grandes maestros de la historieta. Por lo pronto, su arranque lo ha sido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario