28/12:
Drácula (112 Páginas)
Robin Wood y
Alberto Salinas – ECC Ediciones 2012
Y de tanto leer la serie Tomb of Drácula que Marv
Wolfman y Gene Colan escribieron
para Marvel, sumado a mi fascinación
por los vampiros y los libros y cómics relacionados a estos personajes, no
podía dejar pasar el año sin leer Drácula,
la obra en la cual el guionista paraguayo Robin Wood
y el dibujante argentino Alberto Salinas nos
cuentan la biografía del verdadero Vlad
Tepes, desde su infancia hasta su trágico final, pasando por su ascenso al
poder y su exilio. Todo ello enmarcado a través de una prosa exquisita y de
resonancias shakesperianas,
sin escatimar detalle en las escenas más truculentas ni en aquellas partes del
argumento dominadas por la simple y sangrienta violencia. En relación a esto,
la publicación de ECC Ediciones de esta obra se presenta por primera
vez de manera “íntegra, sin censura y tal y como fue concebida por su escritor”,
descartando la versión original en color de la historia. El blanco y negro nos
permite recrearnos en el realista y preciso dibujo de Alberto Salinas, un auténtico apoyo para el trabajo
de Robin Wood, logrando compenetrarse ambos perfectamente y
haciendo la lectura algo ágil en la misma medida que resulta intensa y cruda.
Este cómic
nos contará la vida de Vlad Drácula,
soberano del pequeño reino de Valaquia a mediados del siglo XV, conocido y
temido por sus propios compatriotas y por los ejércitos turcos, previendo el
fin de sus días cuenta su historia a un escriba con la voluntad de transmitir
una crónica de su vida: desde su dura infancia como rehén de sus enemigos y su
ascenso al poder en su regreso a su tierra natal y hasta su exilio y sus
últimas horas antes de convertirse en leyenda. Nos encontramos ante una
interpretación personal basada en el fascinante personaje real, objeto y
aliento de su propia inmortal leyenda, utilizando su autor para ello muchos
datos y pasajes relatados con cierta apreciación histórica pero siempre tamizados
y entregados a la ficción, el sentido de la aventura y la narrativa tan
característica de sus obras. Porque eso, en estado puro y en mayúsculas, es Robin Wood, auténtica literatura de evasión con
raíces profundas y ligadas a su pasión por la historia. En su descripción de Vlad Drácula el autor nos ofrece la perspectiva de un
hombre de su tiempo, otorgándole la oportunidad aquí de hablar de viva voz como
no podía hacerlo en el Drácula de Bram Stoker,
defendiendo con sus propias palabras un código moral y un sentido del honor y
de la justicia que hoy no podríamos encontrar más que reprobable y perfilando
un carácter lleno de matices dominados por el orgullo, la soberbia y su
corrosiva ambición.
La estructura narrativa del relato recuerda a
las publicaciones clásicas de terror estadounidenses como las de la mítica EC,
pero el Drácula de Brian Wood
y Alberto Salinas, ya de otra
época, no está sometido a los malabares a los que se veían obligados los
autores de este tipo de antologías en décadas anteriores, tan atados a las
cadenas del citado Comics Code Authority y eso resulta en una obra
mucho más visceral y personal. El manto vampírico del personaje queda relegado
aquí a algún guiño y a algunos aspectos formales que la tradición parece haber
convertido en reales pero lo que queda es un retrato a medio camino entre el
relato de aventuras puro y duro y el intento de aproximación al alma del hombre
que se encierra bajo el mito y la leyenda.
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