08/12: Detective Conan – Vol. 1 - Tomo 11 (176 Págs.)
Gosho
Aoyama – Planeta DeAgostini 2005
Y para el último mes del año, pienso cumplir mi promesa
autoimpuesta de finalizar con el Volumen 1 de Detective Conan, que vendrían a ser los primeros 13 tomos que Planeta DeAgostini había dejado colgada
en el año 1998 por bajas ventas, pero la reedito entre 2004 y 2005 y continúo
la publicación llamando a los tomos siguientes como Volumen 2 y con una nueva numeración. No me canso de alabar esta
entretenida serie, que puede leerse desde cualquier tomo, ya que son capítulos
con casos autoconclusivos (al menos por el momento), y tampoco me canso de
alabar al autor de esta obra tan exitosa, Gosho Aoyama,
quien logra plasmar una infinidad de casos y retratarlos de una manera ganchera
para el público juvenil, pero sin descuidar el gore y el salvajismo de los
asesinatos.
En este tomo el misterio más destacable es la
aparición de de un nuevo personaje: Eri Kisaki. ¿Quién es esta mujer tan
importante en la vida de Ran? Su
madre. Hasta ahora solo conocíamos al borracho de su padre. Es obvio que están
separados: la seriedad de Eri y lo
aparentemente mujeriego que es Kogoro
Mouri no encajan (digo aparente, por que en realidad aunque mire a muchas
mujeres, en el fondo solo quiere estar con su exmujer). Pese al empeño que pone
Ran en juntarlos siempre que tiene
ocasión, parece que va a ser una tarea complicada. En esta ocasión, Ran queda en un bar a comer con su madre
y tiene lugar un asesinato. Conan
(que está allí con ella porque pensaba celosamente que Ran había quedado con otro chico), no dudará en usar sus dotes para
resolver el caso que se le presenta.
Otro misterio que se nos presenta es el asesinato de un directivo de una serie de
televisión. Conan sabe desde
el principio quién es el hombre que ha cometido el asesinato. Ahora sólo debe
probar como lo hizo y desmontar su coartada, que se basa en el tiempo para
recorrer desde un estudio de televisión a la habitación del crimen.
Y el último de los casos tiene lugar en la
montaña. Conan, Ran y Kogoro sufren un pinchazo en una de las ruedas del coche en el que
van, así que deben continuar andando hasta llegar a la población más próxima
para pasar la noche. No obstante, llegan a un templo donde aquellos que lo
habitan, sospechosamente, se alarman de tener entre ellos aunque solo sea por una
noche al famoso detective Kogoro Mouri.
Y como es habitual siempre que Conan
está cerca, finalmente hay un asesinato que resolver.
¿Algo más para agregar de
esta longeva serie? Recomendar a cualquier fan del manga o del cómic en general
poder engancharse con Detective Conan.
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