01/01: Superman: Las
Primeras 100 Historietas – Vol. 1 (100 Págs.)
Jerry Siegel y Joe Shuster – Grupo Clarín
2010
Comenzaré este
proyecto de reseñas de cómics justamente con uno de los más clásicos personajes
en la historia del Noveno Arte. Se trata del precursor del género superheroico
en el cómic, y como todos imaginan, estoy hablando de Superman. Tengo la
oportunidad de leer sus primeros cómics, por estar incluidos en una colección
que editó Clarín a lo largo del 2010
y 2011, con las primeras 100 historietas ordenadas cronológicamente. La edición
a cargo de Clarín tiene la traducción de Anna Fonoll Branchadell,
y un prólogo informativo del conocido
guionista argentino de historietas, Alejo García
Valdearena..Nada mejor que empezar con el primer número de esta
colección del súper héroe más emblemático, que está integrado por los primeros
ocho números de la revista de antología Action
Cómics, publicados originalmente en 1938.
Ahora sí,
centrándonos en la historia de estas legendarias páginas (de 13 páginas cada Action Cómics), tal vez los argumentos y
los dibujos pequen de ser demasiados
inocentes y antiguos. Sin embargo, se deja apreciar el valor histórico al
romper con el género establecido de la época de revistas pulp y cómic de
aventura, para erigir la figura de un superhéroe.
La historia del mítico primer Action Cómics empieza explicando cómo
algunas criaturas poseen súper fuerza (dando ejemplo de las hormigas que
levantan muchas veces su propio peso, y el salto de las langostas), y cómo
puede existir una persona que posea esas mismas características (curioso
resulta que sus creadores no le hayan dado la famosa habilidad de volar a
en sus comienzos). Obviamente hablamos
de Superman, quien escapa de la
destrucción de su planeta natal, Krypton,
siendo un bebé, y es adoptado por la familia Kent en la Tierra. Los tópicos conocidos por todo el mundo ya
veríamos presentes en este primer número: Superman
adoptando el alter ego Clark Kent, trabajando de periodista inocente
en el Daily Star (aún no se llamaba Daily Planet), quiere salir con su compañera Lois Laine, quien no le da ni la hora. La
segunda aventura trata sobre un golpe de estado en un país lejano, y El Hombre
de Acero demuestra lo malo de la guerra,
logrando la paz entre las facciones enfrentadas. Empiezan así, aparte de sus
aventuras, sus moralejas infantiloides en sus primeros números.
La tercera y
cuarta historias, algo naif, no logran enganchar mucho. Una trata sobre un
inescrupuloso dueño de una mina, quien mantiene a sus obreros trabajando de
forma insalubre e insegura, pero Superman
lo “convence” con métodos poco ortodoxos de que tiene que cuidar de la vida de
sus mineros. La otra historia, para salvar la vida de un jugador de futbol
americano de universidad, Superman se
hace pasar por él y juega el deporte de manera fantástica obviamente. La quinta
historia, a mi gusto la más consistente, agarra como eje para el argumento la
relación entre Lois Laine y Clark Kent. Lois lo engaña, cagándole una primicia para el diario, pero el
súper hombre se da cuenta de la treta, y llega al lugar justo para salvarle la
vida en un accidente de tren. En la sexta historia Superman se enfrentará contra un doble falso y su manager, quienes
quieren sacar dinero de auspicios con la imagen del súper héroe. En la séptima,
Superman se enfrentará a una mafia de
circos, que amenazaban al pobre dueño de un circo.. La última historia, tiene
la función de moraleja para los niños lectores de la época. Un delincuente hace
robar para él a una pendejada, que Superman
los encauzará por el “buen camino que todo norteamericano quiere”. Estas
moralejas y bajada de línea contra delincuentes las podes ver en todas las
obras escritas o actuadas en Estados Unidas en esa época, debido a que por la
prohibición del alcohol (la Ley Seca), las mafias -como la que comandó el
famoso Al Capone- y los gangster se multiplicaban, y había que intentar
ponerles un freno.
El por qué de su éxito es discutible y ya ha
llenado muchas páginas. Aparte de sus novedosas aventuras, tal vez mostraba una
alternativa a las visiones distópicas que mostraban a un mundo
deshumanizado y mecánico de la Depresión del 39. Él era la imagen del feroz
hombre del mañana que entregaba el espectáculo del individualismo triunfante
sobre las fuerzas de la opresión industrial. No es de sorprender que él fuera
un gran éxito con los oprimidos.
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