22/04: Cuentos de Sirenas – Vol. 1-3
(224 Págs. c/u)
Rumiko Takahashi – Larp Editores 2010
Hace algunos años, la editorial Larp llegaba al país para editar manga
japonés, y debutaba nada más y nada menos que con la miniserie Cuentos de
Sirenas, llamada internacionalmente como Mermaid Saga. La componen tres tomos,
de correcta edición y traducciones de Agustín Gomez
Sanz. La elección de la editorial de empezar su andar con esta obra no
fue al azar, ya que nos encontramos ante una de las creaciones de la mítica
dibujante Rumiko Takahashi, creadora de
exitosos mangas (luego llevados al anime) como Ranma ½ e Inuyasha. Aquí, la autora abandona el humor que la
había caracterizado en obras anteriores y juega con historias de corte
policial, relatos de misterio y terror, indagaciones sobre la identidad,
proceso de la adolescencia, etc.
El
personaje protagonista es Yuta (pero
no es de la policía), un joven que anda dando vueltas por las islas asiáticas
unas cuantas centurias. Alcanzó la inmortalidad comiendo carne de sirena y se
quiere morir de una buena vez. Mejor dicho: quiere envejecer y luego morir de
una buena vez. Porque claro, no le
agrada para nada la idea de que le corten la
cabeza, que parece ser el único modo violento del que puede fallecer un
inmortal “sirenístico”. No es que le hayan faltado oportunidades: el muchacho
pasó por guerras, esclavitud, ahogos y más de una tragedia de la época.
Resulta que el único modo de cumplir su sueño es comer, otra vez, carne
de sirena. Y ahí anda Yuta buscando
otro ser mítico. En el camino se encuentra con una camada de piratas, viejas
brujas y chicas tristes que andan buscando “casualmente” una sirena.
Como en el mito vampírico, aquí la
inmortalidad es su propio defecto, y Takahashi
sabe contárnoslo con personajes perdidos y de alma desviada. La inocencia,
la edad, la madurez, todo está puesto en duda en Cuentos de Sirenas. ¿Quién sabe, leyendo a Takahashi, si
la madre que intenta asesinar a su hijo es verdaderamente culpable? ¿Hay
villanos, o sólo almas desesperadas?
En cuanto al guión, cada una de las
historias que componen los tres tomos está empujada por una decisión
incorrecta: el destino fatal que
se intenta evitar es resultado directo del
camino que se tomó para evadirlo: la ingesta de carne de
sirena. En cuanto al
dibujo, la narrativa limpia de la autora es impactante y marca un ritmo casi
perfecto. La mangaka
consigue montar diversos juegos de contrastes: enormes campos de flores que se
convierten en el escenario no de una, sino de dos tragedias; niños eternos sin
inocencia; inmortales que murieron hace rato. En el proceso, construye relatos
potentes y resistentes al paso del tiempo. De esta forma, Takahashi nos demuestra que es una artista capaz de crear guiones
jodidos y trágicos, como así también humorísticos y delirantes. Es alguien adaptable
a varios géneros, y los hace perfectamente, con ese toque “Takahashi”
reconocible que le aporta calidad. Me declaro fan de esta mangaka, y ya estaré
reseñando otras obras próximamente. Si lees esta miniserie, también te vas a
declarar fan incondicional.
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