07/03: Hellblazer - Tomos 1-5 (144 Págs.)
Jaime Delano y John Ridgway –Editorial
Zinco 1990
Siempre
es bienvenido leer y escribir sobre una serie de la mítica Vértigo, el sello de
la editorial norteamericana DC dedicada a sacar material orientada al público
adulto. En este caso, me encuentro ante los legendarios primeros números de la
serie Hellblazer, serie conocida por tener las peripecias del detective
sobrenatural John Constantine (quien llegó a la pantalla grande en una película
con su nombre).
La serie mantiene una línea de expresión británica, tanto en su humor como en sus
problemáticas, por la cual se expresan tópicos políticos y sociales tales como
el racismo imperante en Reino Unido, o los problemas acaecidos con el
auge del conservadurismo de Margaret Thatcher. John Constantine fue creado originalmente por el autor británico Alan Moore, para la serie The Swamp Thing, aunque rápidamente
cedió el personaje para su serie propia.
John Constantine
es un hechicero y exorcista con tendencias amorales y poseedor de valores cuestionables, además de
métodos poco ortodoxos. Es un antihéroe atrapado en la estética del detective clásico:
narrando sus pensamientos en una voz en off, aparece como un perdedor consciente
de su suerte, bastante alcohólico y adicto a la nicotina,
y su personalidad definitiva oscila entre individualista y amoral, cínico y solitario. Su
único objetivo es su propia supervivencia, para lo cual practica todo tipo de
trucos y engaños con los seres sobrenaturales a los que se enfrenta, y con los
seres humanos que le rodean en su vida cotidiana.
En los cinco números,
se encuentran cuatro historias autoconclusivas, donde vemos al protagonista
actuar en el mundo en decadencia que tan en moda estaba en el 80, pero que aún
hoy sigue gustando. Sin duda los guiones de Jaime Delano
son ideales para meternos en esa estética detectivesca y ochentona, con los
problemas sobrenaturales de demonios decadentes y sectas violentas. Sin duda es
lo más alto del equipo creativo, con su narración fluida pero atrapante a la
vez. El dibujo de John Ridgway ayuda a mantener ese ambiente decadente,
ochentoso (sobretodo por los rostros de los personajes) y under por el que se
mueve Constantine.
No hace mucho reseñé (en Enero) el comic de La Sombra, también publicado por la Editorial Zinco, con una onda
detectivesca sobrenatural muy que en la época causaba furor. Esta serie tiene
esa similitud, pero se nota cuando hay pasta para algo más grande. Y sin duda
esta serie y le protagonista lo tienen, y te enganchan hasta el final de este primer arco de la
serie. Un comic ideal para los que se apasionan por el género sobrenatural o
por los detectives perdedores. Ya mismo me pongo a buscar otras sagas y números
de esta serie, que se recomienda ampliamente para los lectores que aún no están
familiarizadas con ella.
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