27/03: Yo, Vampiro – Vol. 1: La Resurrección
(128 Págs.)
Carlos Trillo y Eduardo Risso – Puro
Cómics 2008
Hace pocos años, la comiquería Rosarina Puro Cómic, publicaba con su propia
editorial en octubre del 2008 la obra Yo,
Vampiro, que fue editada en Italia para la revista Eura Editoriale, y luego recopilada en cuatro volúmenes. Es una
suerte que esta obra nos llegue al país, ya que tenemos al tándem Carlos Trillo y Eduardo
Risso, en guión y dibujo respectivamente. Y aprovechando las reseñas
sobre el género vampírico, es una buena oportunidad de leer cómo nos cuentan el mito de los chupa
sangre desde una historieta argentina.
La
historia cuenta las desventuras del Chico
Sin Nombre, hijo del Faraón Khufu,
también conocido como Keops,
condenado a la maldición de la inmortalidad y su enemiga la sacerdotisa Ahmasi, recorriendo miles de años de
historia. Aunque la historia narra el presente (ubicado cuando se publicó, en
1992), el Chico Sin Nombre nos cuenta
cómo sufrió a lo largo de miles de años enfrentándose con Ahmasi, matándose y torturándose pero sin poner fin a sus vidas.
Luego de despertar de un sueño de 50 años, el niño protagonista (de apariencia
de 12 años pero con la maduración de miles de años) tiene contacto con la
podredumbre de las partes bajas de una ciudad, en donde tenemos prostitutas,
neonazis, pedófilos, etc. Pero Chico Sin
Nombre consigue cierta estabilidad al conocer al indio Oso Parado y su hija, y luego a Fever, la invidente que se da cuenta que no es un niño normal. Pero
nuevamente tenemos a la sacerdotisa Ahmasi
siguiendo los pasos del niño para liquidarlo nuevamente.
La
historia coquetea con el relato histórico (gran hallazgo por ejemplo llamar al Faraón Keops como Khufu, como se pronunciaba en realidad en el egipcio antiguo),
mezclado con el thriller urbano y el erotismo. Una gran historieta para adultos
en donde se nos cuenta cómo la inmortalidad es una maldición y un sufrimiento,
sin tener un lugar el cual sentir propio. Tenemos aparte una visión apesumbrada
de la sociedad, como por ejemplo ver las tierras robadas de los indios, para
construir en su lugar grandes urbes que solo tienen decadencia moral.
También
resulta novedosa la visión que nos muestran de los vampiros. Aquí no hay
transformaciones por mordeduras de los no-muertos. Todo fue ocasionado por una
extraña plaga en forma de luz que quemo a todo el campamento, y sólo
sobrevivieron el Chico Sin Nombre y Ahmasi, gracias a la luz del sol. Y es
por eso, que sus heridas se cicatrizan cada vez que los toca el sol. Y cuando
cae la noche, sienten la sed de sangre. Una nueva explicación del vampirismo
que le da un soplo de aire fresco.
Del dibujo, hablamos de Eduardo Risso, maestro del blanco y negro, con fondos muy
trabajados y un estilo cercano al europeo. Nos ilustran tormentos y asesinatos
que no resultan morbosos o atroces, debido a la inocencia del dibujo, que nos
narra una historia jodida de una manera amena, sin que nos resulte crudo a la
vista.
Si
sos seguidor de Trillo o Risso, seguramente tenés ya este cómic.
Para los fans de la historieta nacional también es una excelente opción. Y si
te gusta el género vampírico y queres verlo desde una óptica novedosa y
atrapante, no lo dudes con Yo, Vampiro
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