17/08:
Legion (64 Págs.)
Salvador Sanz – Ovni
Press 2013
Descubrí que mis pesadillas no eran las
peores por lo que yo creía, sino por algo muy distinto: las de Salvador Sanz son definitivamente mejores. No sé
quién o qué alimenta la imaginación de este porteño, pero no creo que me guste
saberlo. Sus historietas son complejos mecanismos de relojería perversa,
relatos e imágenes frente a los cuales la pasividad deja de ser una opción.
La
historia de Legión puede resumirse en un párrafo: un encadenamiento de
hechos traen a nuestra realidad (que no es la única) un ejército de siniestros
artistas de la perversión. Esta legión somete, mutila y asesina a los
habitantes de Buenos Aires para lograr concretar su objetivo: construir una
obra de arte totalizadora y salvaje. Los cuatro protagonistas, más que
actuantes, son meros observadores que se ven arrastrados hasta las entrañas
mismas de la legión para terminar descubriendo un universo en el que “el arte es sólo una fuerza destructiva, un motor
para la guerra y la aniquilación”.
Dentro de este argumento (que no por sencillo
deja de ser original), el poder de la narración de Sanz se despliega a pleno, primero al combinar imágenes del mejor
estilo bíblico ambientadas en escenarios porteños fácilmente reconocibles con
una concepción “oesterheldiana” del cómic, y luego con una estética de
la mutilación que mucho le debe al gore. De este modo, Sanz nos ofrece, entre sus macabras
elucubraciones, una lluvia de sangre que parece la undécima plaga de Moisés
cayendo sobre una Buenos Aires evocada con tanta firmeza como aquella que hace
cinco décadas fuera cubierta por la nevada mortal. Legión
tiene muchas virtudes, pero destacaremos sólo las dos que consideramos
más notables, aquellas que la sitúan en la cima de la producción de Sanz y deberían colocarla con facilidad
asombrosa en el panteón de los cómics más originales de Argentina y,
probablemente, del mundo: En primer lugar, Legión,
aunque explícito en su contenido visual, es sutil en la construcción de la
trama. Sanz logra elipsis que no sólo
dan velocidad a la trama, sino que generan cierta ambigüedad que acrecienta el
misterio y acentúa el poder de evocación. La utilización del color deja de ser
un mero acompañamiento para colocarse al servicio de la trama: el relato
comienza con tonos grises, incorpora en color con la llegada de la lluvia de
sangre y retorna a la monocromía cuando los personajes se adentran en la
escultura erigida por la Legión.
El segundo elemento
que se destaca en Legión es el enorme
poder de evocación de sus ilustraciones. Sanz
ha demostrado tener una gran capacidad para generar imágenes de una belleza
atroz, profundamente enrizadas en símbolos universales. Esto se evidencia en la
misma figura de los jinetes de la legión, con su mezcla entre primitiva y
medieval, pero en la impactante secuencia de la coronación, donde un tema que
podría haber dado para la peor escena gore termina convertido en una postal que
refleja toda la hermosura de la perversión y el dolor. Tal vez la única pequeña
resquebrajadura en la historia de Sanz
sea el escaso desarrollo de sus personajes. La ausencia de información sobre
ciertos detalles de la trama benefician la historia, pero los protagonistas
carecen de carnadura humana. Quizá convendría preguntarse cuánto cambiaría la
historia con personajes mejor desarrollados. Es difícil responder este
interrogante.
Por último, el mensaje esbozado sobre el final
de la obra es inquietante. ¿Puede el artista transgredir los límites de la
cordura sin pagar el precio de su osadía? ¿Podría esto llegar a afectar a toda
una sociedad cuando esta ha decidido transigir todas las reglas? Y cuando se ha
optado de manera masiva por el quebrantamiento de los límites, ¿cuál será la
función del artista, profeta sin profecías que pregonar? Hábilmente, Sanz decide un final abierto, que no por
serlo deja de funcionar como un cierre, superando así un problema que oscureció
parte de sus primeras obras. Para los que no hayan conseguido la primera
edición publicada por Editoria Ivrea
en el 2006, esta segunda edición publicada por Ovni Press (con prólogo de Quique
Alcatena) es una buena oportunidad para descubrir semejante cómic.
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