26/12: The Sandman – Vol. 7: Muerte (504 Págs.)
Neil Gaiman, Craig Russel, Milo
Manara, Frank Quitely, Dave McKean, Miguelanxo Prado, Bill Sienkiewicz, Glenn
Fabry, Charles Vess y Michael Zulli – Planeta DeAgostini 2010
Guardemos un minuto de silencio. Primero,
porque estamos en un velatorio y, segundo, porque Sandman
llega a su fin. Una de las mejores series que nos ha dado el Noveno Arte
el punto final de la creación de Neil Gaiman. El viaje que
empezó hace ya algunos años nos ha dado tantas alegrías y buenas historias que uno no puede más que
estar triste, con una sensación de vacío que difícilmente se
podrá llenar con otra serie El británico ha sabido dosificar a la perfección
los arcos argumentales que trataban la historia principal intercalando otros de
relatos más ligeros. Siempre dejaría caer algún que otro dato o detalle que,
por minúsculo que pareciera, retomaría en el futuro para darle más importancia,
un juego que Gaiman sabe manejar a la
perfección. En esta ocasión, este extenso tomo recopila la saga orquestada en
los números The Sandman 70 al 75, y la miniserie The Sandman: Endless Nights.
El triste escenario que nos vamos a
encontrar en este volumen, El Velatorio,
deja paso a uno de esos mensajes positivos que tanto dan que pensar: todo sigue su curso, nada termina realmente
ya que siempre permanece en la memoria. Todos los personajes
que han pasado por la serie estarán presentes para la despedida, todos Los
Eternos presentarán el respeto que su hermano se merece. Sí, puede que
estemos despidiendo a un viejo amigo pero a la misma vez nos están presentando
a sus sucesor. De nuevo el guionista juega con nuestras emociones: despedimos a
Morfeo y damos las gracias por haber existido, por haber vivido todas
las aventuras que hemos podido disfrutar junto a él. Una historia como El Velatorio necesitaba de un tono uniforme en el apartado
gráfico. El elegido es Michael Zulli que
gracias a un estilo realista logra captar el tono necesario para elevar la
historia a un nivel sobresaliente.
En
cuanto a la miniserie Endless Nights,
la primera historia está dedicada a Muerte, posiblemente el
personaje más popular del universo Sandman.
Un reencuentro entre la hermana de Sueño
y un soldado que vuelve a Venecia años después de haberse encontrado ambos. El
dibujo es de Craig Russell, quien ya había trabajado en Sandman y aplica con sabiduría cambios
de trazo para las diferentes épocas.
La
segunda historia está dedicada a Deseo, junto a Desespero mis dos eternos preferidos.
El dibujante es Milo Manara, a quien Gaiman
reverencia. Se nota porque la historia está compuesta como si de una de Manara se tratara. Algo parecido pasa
con la siguiente historia, dibujada por el gran Miguelanxo Prado.
Aquí Gaiman nos permite disfrutar del
arte del gallego, quizás en un contexto más interesante que el erotismo de Manara. Este relato está dedicado a Sueño, quien acude a una reunión de los Eternos, acompañado de Killallla, su amada. Es una especie de
origen del universo con los astros conociéndose y un joven Sol atento a todo lo
que pasa.
Capítulo
a parte es Desesperación, obviamente dedicado a Desespero. Son quince micro historias,
pensamientos sueltos. Fragmentos de una mente rota y dañada donde hay historias
de dolor y soledad. Gaiman es
particularmente hábil en esta parte del cómic, con versos violentos y donde el
lápiz de Dave McKean brilla. Esta parte casi forma
parte de un díptico con el capítulo dedicado a Delirio y dibujado por otro de los grandes, Bill
Sienkiewicz. Quizás el pequeño cuento donde hay que rescatar a
una joven es mucho más narrativo dentro de la compleja estructura que forman
estas dos historias. Una maravilla.
Y
hasta aquí llegó Sandman,
una obra inmortal que conviene ser revisitada cada cierto tiempo ya que está
estructurada para descubrir nuevos detalles con cada relectura que se le haga. Gaiman no ha sido capaz de
repetir la inmensidad de una obra que ha conseguido traspasar las fronteras del
cómic y ser catalogada como Literatura, algo que no está
al alcance de muchas historietas. Pero claro, Sandman
es mucho más que una historieta. Felices sueños.
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