03/12: Las
Aventuras de Fede y Tomate Vol. 2: Hay que Salvar a Florencia (48 Págs.)
Luciano Saracino y Gerardo Baró –
Pictus 2012
Extraterrestres, ninjas y estrellas de
cine. ¡Nada puede fallar! Se puede completar la fórmula con una mascota
simpática, algo de misterio y un romance. Luciano
Saracino y Gerardo Baró lo hacen en la segunda y hasta ahora última entrega de Las aventuras de Fede
y Tomate (¡Hay que salvar a Florencia!), y
les sale bastante bien. Claro que les sale bien más allá de los elementos
puntuales de turno. Si funciona lo que propone la dupla es porque el mundo es
consistente, los personajes están bien armados, la narrativa fluye a buen ritmo
y el dibujo de Baró
es notable.
Como
su trabajo anterior, estas aventuras de Fede y Tomate incluyen
alguien en peligro (Florencia,
eterno amor de Fede), un misterio y
una amenaza. La receta vuelve a surtir efecto porque el guión es sólido y
trabaja bien sobre las relaciones entre los personajes que los autores construyeron
en el primer tomo. Además, Saracino se asegura que página por medio suceda
algo que empuja la historia hacia adelante. Si a eso le sumamos pocos cuadros
por página, ese empujón narrativo jamás se demora.
Lo
que aquí se empieza a desarrollar con más profundidad es la relación entre Federico y Florencia. Él, tímido. Ella, más extrovertida. Él intentado
disimular que está perdido por ella, y ella tratando de demostrarle que está
todo bien. Su incorporación opaca incluso la figura de Tomate, que parece relegado a la función de ser una oreja a la que
el protagonista pueda hablarle. El único reparo que puede hacerse a la
resolución del relato es que sigue un modelo muy similar al planteado en el
primer libro. Si bien se sostiene y la repetición de la fórmula puede servir
para generar empatía con los chicos (que rondarán los siete años), lo hace algo
previsible para los adultos que deban acompañar esas lecturas. Pero es un
asunto menor, considerando a quién está dirigida la historieta.
Por
otro lado, Saracino también sostiene
la consistencia estilística cuando retoma algunos elementos formales que se
repiten. Por ejemplo, al igual que en el libro anterior, hay una página “negra”
que simula una pausa y en la que la voz en off del protagonista anticipa la
llegada de una serie de instantáneas (en este caso, las reacciones de los
tres personajes principales ante distintas películas). Es probable que, con la
saga terminada (en el próximo libro aún sin editar), esto cobre aún mayor
relevancia para dar unidad a la serie. La labor de Baró, nuevamente, es imprescindible para el buen rumbo de la
historia. Mantiene al mismo tiempo la claridad narrativa, la consistencia de un
mundo lleno de pequeños detalles, incorpora guiños para el lector (por ahí hay
un Han “Fede” Solo y una Leia “Flor” Organa) y hasta algún chiste
para el mundo comiquero.
En
un mes de cierre de lecturas en el blog, me encontré con el que por ahora es el
final de la saga de Fede y Tomate,
pero los chicos que hayan leído esta historieta piden una más y no joden más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario