06/06: Soy Una Mata Gigantes (222 Págs.)
Joe Kelly y Ken Niimura – Norma Editorial
2009
Soy una
Matagigantes (a partir de ahora SUMG) I Kill
Gigants en el original, nació como una historia corta en la cabeza de Joe Kelly, un popular
guionista americano que hizo carrera en Marvel y que actualmente posee
su propia compañía de cómics y animación, nada más y nada menos que Man of Action, creadora de la archi
exitosa Ben 10. En el dibujo tenemos a Ken Niimura, un autor con
un estilo que nació del boom del manga en los 90 en España, pero que ha ido
evolucionando con los años. Entre los dos crearon una historia difícil de
encasillar dentro del cómic americano o del manga, pero que sí consigue llegar
al corazón del lector como una flecha, y arrancar toda clase de sentimientos a
medida que se avanza en su lectura.
La historia tiene como
protagonista a Bárbara Thompson, una chica de quinto curso extraña, muy inteligente y avispada
que le encanta jugar al rol con sus amigos. Ella tiene una visión del mundo un
tanto distorsionada de la realidad, en la cuál pululan a nuestro alrededor toda
clase de hadas, y seres mitológicos. Dentro de toda esta fauna, existe una raza
que es la más peligrosa de todas, los gigantes, seres malvados que han de ser
exterminados, una tarea para la cuál Bárbara está predestinada. Bárbara se presenta así, sin ningún
tipo de problema ante todos, como una matagigantes y defensora de la justicia,
lista ante la amenaza que supone la visita de un gigante que pronto llegará a
la ciudad. Sólo Bárbara es capaz de ver la amenaza que se cierne sobre
todos, y se prepara concienzudamente día tras día para la gran batalla,
acompañada de su gran martillo nórdico llamado Covelski, que guarda en
su bolso. Todo esto es interpretado por el resto (sus compañeros de clase,
profesores, amigos familia...) como una fantasía más de una chica adolescente
con demasiada imaginación. Pero cuando Bárbara comienza a ver que todos
las señales anuncian la llegada de su temido enemigo, toda la gente de su alrededor
cree que se está volviendo loca de verdad.
Realidad y fantasía
se mezclan entonces dentro de la mente de la niña, transportando al lector a
una incertidumbre continua sobre la veracidad de lo que ve y defiende Bárbara,
que poco a poco se aleja más y más de los que la rodean (familia y amigos). ¿Es
cierto que existen las hadas y los gigantes? Y si eso es cierto, ¿por qué sólo
los ve Bárbara? ¿Son tan temibles los gigantes? ¿Coveleski y la
tenacidad de la niña serán suficientes para hacerles frente?
Joe Kelly lleva al lector paso a paso por la difícil adolescencia de una
niña, que si ya de por sí está en una etapa complicada, se debe preparar para
la llegada del gigante que amenaza con destruir la paz de su ciudad. Visualmente, SUMG es una delicia, sin
una venda en los ojos hacia un nuevo espacio, sin duda se puede degustar algo
más interesante que un clon más del autor de moda en Japón. SMUG tiene un trazo poco definido, y un dibujo a medio
camino entre el manga más underground y el europeo. Aquí radica
parte de su magia, que hace que la lectura de SUMG sea muy dinámica y
sencilla para lector, viajando de viñeta en viñeta.
La edición española
de SUMG, a diferencia de la americana, ha sido editada en un sólo tomo,
de 222 páginas, con la inclusión de extras y calidad inmejorable en el
impresión. En la edición americana (se
editó en siete números) cada número venía acompañado de una historieta cómica
al final creada por Ken Niimura, donde se relataba la
creación de SUMG. Esas historietas han sido incluidas en la edición
española, junto con numerosos pinups, y unas 10 páginas con diseños y
comentarios muy interesantes de la creación del cómic por parte de los autores.
En SUMG
asistimos a una historia con tintes cómicos, dramáticos y épicos a partes
iguales, pero sobre todo asistimos a la lucha de una niña en una difícil edad
que lucha contra todo y todos por salir a delante, llevando hasta la última
consecuencia sus creencias y fantasías. Veremos cómo Bárbara poco a poco
cae en un pozo de soledad en su épica lucha contra el gigante que le aterra, en
un magnífico símil con ese momento por el que muchos hemos pasado, la
adolescencia.
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