10/06: The Incredible Hulk (114 minutos)
Lois Letarrier – Studios Marvel - 2008
Hay algo en esta
película que tiene bastante de simulacro: ni es una película “seria” al estilo
de la nueva trilogía de Batman (por
no hablar de la soporífera anterior entrega de Ang Lee), ni es tampoco un divertido y desinhibido
espectáculo como la reciente “Iron Man”
(ni, por cierto, tan infantil como las dos entregas de Los
4 Fantásticos). De hecho, parece como si la cinta contuviese dos almas que
se anulasen mutuamente, y así uno va atravesando su metraje sin saber a qué
carta quedarse. Si los rumores decían que la acción arrancaba muy pronto y que
el gigante verde no se hacía esperar, uno se sorprende cuando se encuentra con
un foco mayor de lo esperado sobre Bruce
Banner y su recorrido como fugitivo mientras busca una cura a su mal, el
que le convierte en Hulk cuando se
enfada o se excita.
El argumento nos cuenta que Bruce Banner (Edward Norton) vive
oculto y retirado en un favela marginal de Brasil. Continúa su búsqueda del
antídoto que le permita librarse de su brutal álter ego, que tanto daño ha
causado a su vida y a la de los que le rodean; en la distancia, el General Ross (William Hurt)
sigue empeñado en su captura, más por fines militares que personales, a
pesar de que la bestia incontrolable estuvo a punto de matarles tanto a él como
a su hija Betty (Liv Tyler). A la hora de
dar caza a su ex yerno, cuenta con un nuevo aliado: Emil Blonsky (Tim Roth), ofuscado
militar ansioso de poder. A los pocos minutos de arrancar la proyección, queda
claro para el espectador que “El Increíble
Hulk” poco o nada tiene que ver con las intenciones de
su predecesora, sin que esto redunde en una merma en términos de diversión y
disfrute visual.
Un
libreto rápido y vigoroso, un elenco entregado y una banda sonora estruendosa,
secuencias de acción realmente soberbias —el enfrentamiento a campo abierto y a
plena luz del día en el campus universitario—, todo ello aderezado con unos
efectos especiales espectaculares y logrados, hacen de ésta una de las grandes
propuestas “pochocleras” de superhéroes, junto con las andanzas de Iron Man
(que pulula también por aquí). Por supuesto, no faltan los guiños a la
galería y al aficionado, desde el anticipo de nuevas líneas a seguir en el
futuro por parte de la Casa
de las Ideas, hasta los inevitables y necesarios cameos de Stan Lee y, sobre todo en este caso, de Lou Ferrigno, encarnación del gigantón verde en la
serie original y que aporta ahora su propia voz en las pocas ocasiones en las
que el entrañable mostrenco articula alguna que otra palabra.
Lo
cierto es que el director Louis Leterrier se
muestra capaz de aportar empaque a un guión que subordina la profundidad al
despliegue pirotécnico, sin duda apoyado en un reparto que disfruta enormemente
con unos papeles que les permiten desplegar un histrionismo mayor que en la
mayoría de las producciones en las que se han involucrado. Evidentemente, son
Hurt y Roth quienes resultan beneficiados en este sentido, en especial el
segundo, némesis inevitable y descomunal abominación con la que nuestro héroe.
Así como en Iron Man, Thor o Capitán América, esta película también
apunta a tramas y personajes que se van entrelazando, generando así su propio y
rico universo, que tanto éxito da en la taquilla.
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