04/09: Sargento Kirk / Ernie Pike – Biblioteca Clarín
de la Historieta (258 Págs.)
Héctor Oesterheld y Hugo Pratt – Grupo Clarín 2006
¡Feliz Día de la Historieta gente
comiquera! El 4 de septiembre es el día elegido para su
festejo, y esto se debe a que es la fecha en que apareció el primer número de
la revista Hora Cero Semanal en 1957.
Esta revista era publicada por Editorial Frontera,
propiedad de uno de los más destacados guionistas del país: Héctor Germán
Oesterheld y en cuyas páginas se serializó El Eternauta, obra de Oesterheld y Francisco
Solano López (reseñada el 22 de Enero de este año) que marcó un
hito en la historieta de la Argentina. Es por eso que me pareció oportuno
conmemorar este día con este libro que recopila (con resultados controvertidos)
dos de las grandes creaciones del maestro Oesterheld:
Sargento Kirk y Ernie Pike. Ambas creaciones fueron dibujadas por un
italiano ignoto recién llegado al país, Hugo Pratt,
con guiones de Héctor Germán Oesterheld, quien
iba en sigiloso camino no sólo hacia su obra más conocida, El Eternauta, sino a ser considerado la gran eminencia argentina en
estos asuntos.
Corría
1953. Kirk había sido ideado para
operar en nuestras pampas, a lo Martín
Fierro, pero finalmente se lo depositó en el Lejano Oeste. Lo que tuvo de
distinto, de fundacional, esta historieta, fue que su protagonista no se sumó
al exterminio sistemático de pieles rojas tomando algún libreto hollywoodense,
sino que se sitúo en una zona neutral entre colonos y nativos, para operar
cerca de la ley, pero nunca tan cerca. Los dibujos de Pratt hicieron inolvidables los rasgos de Kirk, como más tarde sucedería con Corto Maltés. Los textos de Oesterheld
calaron más hondo que otros. Los personajes no eran chatos estereotipos; tenían
sus pasados, sus zonas oscuras, sus pliegues. Ernie Pike, en cambio, fue el cronista de la Segunda Guerra Mundial
que contaba el drama a escala humana dentro de la gran masacre, siendo el fruto
de una colaboración más aceitada entre Pratt
y Oesterheld. Pike tiene los rasgos de Oesterheld
(el dibujo se inspiró en su cara) y se dedica a contar episodios de por aquí y por
allá, desde perdidas islas del Pacífico a las colinas de las afuera de Roma.
Este tomo tiene 6 historias sobre el Sgto. Kirk. En La Caza del Comanche y Hermanos
de Sangre (publicadas entre Enero a Febrero de 1953), Oesterheld pensaba en términos literarios, escribiendo folletines,
no guiones. Pratt apenas podía
ilustrar lo dicho, y sólo se siente más cómodo en las escenas de movimiento. En
cambio, las cuatro historias restantes son unitarias, más completas. En La Justicia de Wahtee y La Balada de los Tres Hombres Muertos hay
una propuesta teatral: unidad de acción, de tiempo y de lugar: todo pasa en
pocas horas en lugares acotados. Aquí Pratt
es otro, con cuadritos apaisados, cinematográficos en su enfoque, se permite
“dibujar” más, trasladando la ambientación a pasajes urbanos o de interiores. En Los
Caballos de Wahtee es una de las últimas aventuras de Kirk en la Editorial Abril
y tiene la pinta de ser una “historia de continuará”. Y El Odio de Corazón Sutton es una historia moderna, sin narrador,
con un Pratt evolucionado, con
extrañas tramas mecánicas y secuencias.
Con
el personaje Ernie Pike se recopilan
las historias Francotiradores, Un Teniente Alemán, Desencuentro, La Fuga, El Senegalés, La Patrulla y K.O. Sims
publicadas entre Mayo de 1957 a Abril de
1959, con un efecto de realidad de parte de Pratt
impresionante y fundamental, sumando documentación precisa y un dibujo
descarnado con los efectos de la violencia. Aquí Oesterheld da cátedra con Desencuentro,
Un Teniente Alemán y La Fuga, sencillamente historias sobre
la guerra con una visión conmovedora, contadas por el narrador periodista que
no es otra cosa que la mirada del propio guionista.
Al
encontrarse en librerías de saldos a un precio regalado, es una buena
oportunidad para que cualquier lector conozca o se reencuentre con estos entrañables
personajes del guionista por excelencia de la historieta argentina, aunque en
la edición de Clarín se puede
criticar la publicación de las tiras en un formato vertical y no apaisado como
fue originalmente, bajando al calidad de algunas viñetas que cambian de tamaño
para que entren en una página. Si obviamos este error, es un libro recomendable
para amantes de la historieta argentina y del cómic en general.
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