20/09: Bife Angosto (94 Págs.)
Gustavo Sala – Ediciones de La
Flor 2008
Como mañana se festeja El Día de La Primavera,
da para estar de muy buen humor, muy arriba. Y si hay algo para leer que te
ayude a un gran estado de ánimo, es sin duda el humor del historietista Gustavo Sala. Y digámoslo de una vez, Gustavo Sala se va al carajo. Y en mi
forma de escribir normalmente correcta, medida y cuidada, parece una barbaridad
decir eso del primer tomo recopilatorio que Ediciones
De La Flor publicó sobre Bife Angosto,
la tira que el marplatense publicaba cada jueves en el Suple No de Página/12.
Pero no es una barbaridad. Apenas un intento de decir las cosas acorde al
lenguaje que propone Sala.
No hay muchos otros modos de hacerlo. Sí,
podría decirse que las tiras pergeñadas por Sala
exceden todos los límites, todos los temas, todos los mundos. Pero son tiras
inequívocamente rockeras. Incluso las que nada tienen que ver con la música y
los mundos que coquetean con ella. Como el rock, estas tiras tienen su propia
lógica.
Suele
decirse de Sala que sigue la línea
del humor “absurdo”. Él no disfruta de esa categorización bastardeada. Un poco
por la propia lógica interna de su obra y otro tanto porque detrás de esa
“clasificación” muchos críticos esconden el ridículo o la falta de talento,
cuando Sala no cae en la primera y da
sobradas muestras de tener buenos genes humorísticos.
Es
cierto que hay que entrar en sintonía con su modo de hacer humor, pero ¿acaso
no hay que sintonizar con todos los modos humorísticos? ¿Cuál es la coherencia
interna en los relatos de Sala? Esa
que le permite no tener personajes fijos, aunque sí recurrentes, y sin embargo
tener un universo claro. Leer el tomo recopilatorio da algunas pistas, porque
pone al lector de cara con una sobredosis de Gustavo Sala. Quien se banque la acidez, quizás encuentre que una
clave puede estar en la literalidad y en la desmesura de su trabajo. Los
de Bife Angosto son personajes e
historias desmesuradas en todo el sentido de la palabra: no tienen medida, se
salen del cuadrito, lo llevan al extremo. Sus tiras son en sí mismas
inconmensurables, van hacia extremos inalcanzables y no dejan de ser un
lenguaje llevado a su literalidad más extrema, violenta y graciosa.
Pero Bife Angosto no es un
“vale todo”. Funciona de modo tal que lleva un poquito más allá del límite las
situaciones y los “tipos” de personaje que propone. Ahí está el fanático de los
Redondos, tan reducido, tan chato in extremis en su ser que no puede
responder a ninguna situación más que diciendo “aguante los Redondos”. Cada
quien conocerá su ejemplar de este estilo (ricotero o de otro palo), ¿pero
cuántos llegan tan
lejos y se convierten así en risibles, en lugar de ser sólo patéticos? Es
curioso, porque Sala habla de rock, y termina hablando del lenguaje. Donde una
artista “mata” desde el escenario a su público a fuerza de canciones aburridas.
¿Por qué decimos “me mató de aburrimiento”?, parece preguntarnos. ¿Será por eso
que tiene tantos personajes imprenteros?
Lo dicho: Sala se va al carajo. Incluso más: se va bien al
carajo. No suelo soltar carcajadas con las lecturas que hago, pero Bife Angosto hizo que soltara cientos de
carcajadas, sonrisas, y hasta dejarme el ánimo bien alto.
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