09/09: Watchmen (163 minutos)
Zack Snyder – Warner Bros - 2009
Y siguiendo como el día de ayer con obras
del genial guionista Alan Moore,
reseño una película que adapta una obra que reseñé el mes pasado. ¿Qué es lo
que hace que la historia de superhéroes más críticamente aclamada de todos los
tiempos tarde veinte años en adaptarse? La respuesta es obvia: la descomunal
dificultad que representaba el trasladar su estructura. No se trataba de que en
doce números sucediesen demasiadas cosas. Simplemente, se trataba de que la
construcción de Watchmen no
se adaptaba a la de una película, por larga que ésta fuese. Watchmen, podría haber optado entre dos opciones: una
reescritura radical, que hiciese hincapié en desarrollar la intriga generada en
torno al asesinato de enmascarados que arranca la película, o, por el
contrario, adoptar un enfoque de gran fidelidad a la obra original. Se optó,
claramente, por esta última.
Sin
duda, lo mejor de la película puede ser sus primeros cuarenta minutos, centrada
en la figura del Comediante, que es
asesinado en la primera escena. Del largo metraje de la película, la mayoría se
destina a adaptar, con una impresionante minuciosidad, los dos primeros números
de la saga: es lógico, porque permite presentar, mejor que ningún otro, a todos
los componentes de los vigilantes y contar la historia de sus predecesores
enmascarados, los Minutemen. Y es en
esta adaptación donde mejor se nota lo de la “estructura de doce arcos
argumentales”: la película arranca con el Comediante
siendo asesinado y cierra un primer arco con la repetición de ese mismo
asesinato con Rorschach contando la
historia de Pagliacci. El problema, sin embargo, viene después,
cuando hay que continuar y la película apuesta por seguir abriendo y cerrando esos arcos:
después de haber dedicado un tiempo desmesurado – en el conjunto de la película
– al Comediante, de pronto, pasaremos
a ver el flashback de Rorschach, el
del Dr. Manhattan, etc. ¿El
resultado? Una
película en la que no se marca ninguna dirección clara de avance:
apenas se subraya “la conspiración para acabar con enmascarados” y se dan unas
pinceladas sobre la inminencia de una guerra nuclear. Pero la sensación sigue
siendo la de una estructura que arranca y para, en la que se nos cuenta la
vida de unos señores por capítulos y en la que Búho Nocturno, por ejemplo, tarda dos horas en ponerse a hacer
algo.
Lo cierto es que la doble intención de Watchmen: la fábula sobre una sociedad distópica generada
por los superhéroes y la reflexión sobre la propia esencia del superhéroe,
funcionaba a la perfección en esa obra de doce números que Moore quería que se leyese sentado en un sofá. Como película, las
partes dedicadas a cada personaje, simplemente, acentúan el carácter lento y
contemplativo que apenas avanza (y más aún cuando, entre todas las cosas que
hay que aligerar, se quita algo de la investigación de Rorschach). Éstos eran los problemas derivados de una adaptación fiel,
y la película los ha padecido.
Hay
que decir, sin embargo, que, puestos a jugar la carta de una adaptación fiel, Watchmen es una obra hecha con cariño y esmero: todos
los diseños
son una acertadísima traducción a imagen en movimiento de la estética del
cómic. Los encuadres son, en su mayoría, un derroche de gusto visual y
momentos como el de la gota de sangre cayendo en la chapita del Smiley – el
momento icónico por antonomasia del cómic de los ’80 – tienen la misma fuerza
en la película que en el cómic original. Sabiamente, además, se ubica la
película en unos distópicos años ’80 en vez de intentar una modernización que
sólo haría daño a la obra y que dejaría en tela de juicio ciertos aspectos
argumentales (principalmente políticos).
Sin embargo, Zack Snyder, tan dotado para la imagen
sofisticada, sí que muestra importantes carencias a
la hora de dirigir actores y crear un tono determinado. La implicación emocional
con los personajes no está lograda con casi ninguno de ellos (sólo
Rorschach nos interesa como personaje
y nos produce algo de empatía).
El balance final de Watchmen es el de una adaptación muy fiel que debería
agradar a todos aquellos que han admirado, durante más de veinte años, la obra
maestra de Alan Moore.
Sin embargo, para todos aquellos que desconozcan la obra, no me
queda más remedio que advertir que puede que se encuentren ante una obra
tediosa, deslavazada y sin hilo conductor central.
Buenas... No coincido con buena parte de tu reseña. Creo que últimamente se ha puesto bastante de moda pegarle a Snyder porque sí, con mucha ligereza. Para empezar el tipo se largó a adaptar una de las cosas más inadaptables que andan dando vueltas por la literatura (digo literatura porque así considero a Watchmen), y lo hizo con un nivel de respeto y amor por la obra, que no tiene comparación en el universo de películas adaptadas. Pero no es cierto que esto sea fruto de sus limitaciones: hubo cambios en Watchmen la película respecto del cómic, hubieron decisiones que fueron en su gran mayoría acertadas. La manera de contar qué había pasado con los Minute Men, a través de la escena inicial con la canción de Bob Dylan es simplemente brillante. Y el final... nadie lo dice, pero el final del comic era rebuscado y absurdo: Snyder lo simplificó y le dio un sentido que calza perfectamente con la trama.
ResponderEliminarTampoco coincido con eso de que no logra "implicación emocional con los protagonistas". Este tipo de críticas hasta hace poco no existían, pero se están empezando a usar bastante. ¿Qué significa exactamente eso? En todo caso es un asunto más bien subjetivo: yo sentí empatía por Roscharch, pero también me conmovió el patetismo del Búho, la muerte de Hollis Mason... mierda, me conmovió hasta el mismo Comediante cuando le cuenta a Moloch todo lo que sabe y se larga a llorar.
Nadie mencionó nunca tampoco el tremendo casting que se mandó para la película. Los actores calzan como guantes en los personajes. La música ha sido divisiva. En algunos casos me ha parecido acertada, en otros no tanto.
En fin, simplemente quise plantear mi punto de vista, no es un ataque contra vos ni mucho menos. De hecho, te leo seguido y disfruto la manera que tenés de escribir y reseñar cosas.
Te mando un abrazo.