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domingo, 3 de agosto de 2014

03/08: Coca, Ramón & Fernet



03/08: Coca, Ramón & Fernet (126 Págs.)
Juan Bobillo – Agua Negra Ediciones 2012


Los protagonistas de Coca, Ramón & Fernet no podrían ser más disímiles. Se los encontraba cada mes en la revista Hecho en Buenos Aires y luego en el libro que recopiló en el 2012 el sello Agua Negra. La incompatibilidad de Coca y Ramón es tan mayúscula que eso mismo no puede ser otra cosa que la clave de la serie creada por el dibujante Juan Bobillo. El guiño del gato/perro Fernet y la presencia de los dos amigos del muchacho completan el universo del título.
 Coca es seria, organizada. Es dentista y ama su trabajo (quizás se trate de una variante de sadismo). Es capaz, autónoma y le ordena la vida a Ramón.

 Ramón es un simpatiquísimo inútil. Se entusiasma cuando ve moverse “la flechita” en la pantalla de la computadora, confunde un celular con una planchita para el pelo. También es torpe, medio chiquilín y en todo el libro apenas si el lector lo ve hacer algo más productivo que causar risa (que es cierto, no es poca cosa). Por si fuera poco, Bobillo nos sugiere que su creación no descolla en lo que a su virilidad refiere. Es, en cambio, también protagonista de los momentos de mayor ternura de la tira: trepa árboles que le son imposibles para alcanzarle una flor a su compañera, ve la posibilidad de tener hijos como el encuentro con “un hermanito”, no caza ni una de fútbol y se pone chocho por haberse comprado un globo en el parque.
 Bobillo recurre a un trazo muy suelto y ágil, y trabaja con una gama de colores sencilla. La clave de su trabajo en esta área está en la sencillez y expresividad que transmiten los personajes, en particular los ojos de Ramón y los casi-tapados-de-flequillo de Coca. La exasperación de la chica ante las tonterías de su marido las resume quitando una línea: muchas veces Coca no tiene boca, y no cuesta nada imaginársela apretando los dientes para no putear al muchachito que tiene por compañero. El autor completa el efecto humorístico, logrado notablemente a lo largo de todo el libro con una serie de encabezados que con un mínimo dibujo completan o introducen el sentido de la tira. A Bobillo, a quien lo tenía como un eximio dibujante, con un talento increíble en obras como Anita, La Hija del Verdugo (reseñada hace meses) o en She-Hulk, pero en esta obra demuestra que tiene una versatilidad increíble, en donde también puede dibujar con el mismo enorme talento el humor en las tiras.
 En este libro la clave humorística reside, justamente, en Ramón. Por sus torpezas e ingenuidades es el que más fácilmente desarma las situaciones y estructuras, generando la ruptura que causa gracia. El humor que genera Coca es de otro tenor, cebado en la glotonería y coquetería de la dentista.
 Como es fácil deducir, resulta imposible imaginar a Coca y Ramón separados. Ella lo conoce demasiado bien y lo cuida con cariño algo resignado. Él le aporta el descontrol que abolla el tedio cotidiano. Y el “gato-perro”, el inefable Fernet, la cuota incontrolable. La fórmula no por sencilla es menos efectiva. En algunos años se recordará a esta tira como una de las mejores de chistes de pareja de la época.

jueves, 10 de abril de 2014

10/04: Anita: La Hija del Verdugo



10/04: Anita: La Hija del Verdugo (144 Págs.)
Gabriel Bobillo, Juan Bobillo y Marcelo Sosa – Editorial Ivrea  2009

Estamos ante un cómic recomendable para cualquier mente inquieta, que no se conforma únicamente con historias basadas en súper héroes o jóvenes nipones de gran poder. Ya nos marca lo atípico que será el argumento quién será su protagonista: una stripper con un hacha. Estoy hablando de la historieta argentina Anita: La Hija del Verdugo, con el guión de Gabriel Bobillo, dibujo de Juan Bobillo, tintas de Marcelo Sosa y el color a cargo de Néstor Pereyra.  Serializado en la revista Ultra, Anita cuenta con 4 capítulos, más un quinto e inédito que le da cierre a una historia repleta de mutantes, acción y sangre. Editorial Ivrea publicó este “nuevo clásico” en Noviembre del 2009, con el agregado de tres páginas de un piloto de la historia que salió en la mítica revista de animación y cómics Lazer #15. Un punto a favor de esta edición es que es económica teniendo en cuenta el gran nivel y cuidado con el que fue publicado: papel ilustración de gran calidad, solapas, prólogo a cargo del guionista Sebastián de Caro, capítulo piloto y algunos extras.

 La historia es bastante bizarra, y cuenta que el padre de Anita, un verdugo del infierno llamado Petrarca Petrone, ha roto una de las leyes y se ha comido la cabeza de varios mutantes que decapitó. Los duendes exigen que su hija, la bella adolescente Anita, recuperé un peso en cabezas mutantes igual al de su obeso padre. Y así la joven debe salir a buscar criaturas que decapitar, con la ayuda de un caballo cibernético llamado Buchón. Los burócratas duendes son muy al estilo inglés, que solo buscan que Anita se quede como verdugo, por eso intentarán estafarla y hacer desaparecer las cabezas que caigan en la balanza, para que el peso nunca iguale a la Petrone y Anita tenga que trabajar indefinidamente.
 En este delirio repleto de sangre, acción y cinismo, también tiene una clara y ácida crítica a la realidad social y política que se vivía en la época (estamos hablando de la década del 90). Y esto se ve palpable en los burócratas del purgatorio, quienes buscan perpetuarse en el cargo utilizando mano de obra barata, pero se asustan cuando llegan supervisores nuevos jóvenes que buscan cambiar todo el staff. También tenemos una ciudad tecnológica, donde los ancianos y niños en la calle piden monedas.
 Si hablamos del guión de Gabriel Bobillo  es totalmente fuera de lo común y  genial, donde se puede respirar los típicos argentinismos que tan famosos nos hacen en el mundo, una visión muy diferente y cómica del purgatorio y un final, muy pero muy bueno. Son de esas obras en las que uno desea que haya una continuación, por que confía en la calidad del guionista y en los trazos del dibujante. El mismo es Juan Bobillo, de quien conocí su trabajo a partir de esta obra, tiene una gran calidad en el trazo y un estilo alucinante para recrear movimientos y criaturas grotescas. Las portadas que también tienen su participación como las de Marcelo Sosa son bellas y atrapantes. Estamos ante una historieta con un dibujo bestial y una historia cómica que no abandona la acción. Realmente todo un “clásico de los 90” que nadie debería perderse.