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domingo, 3 de abril de 2016

03/04: Las Correrías del Señor y Señora Rispo



03/04: Las Correrías del Señor y Señora Rispo (128 Págs.)
Diego Parés – Llanto de Mudo 2011

Las tiras de historieta, cómicas o no, han sido desde el inicio del género el formato por default de serialización de muchos creadores. Desde siempre y a excepción de algunas viñetas sueltas, las secciones de humor de diarios, revistas y cualquier publicación en papel han consistido en tiras. Hoy día, con la facilidad y velocidad de creación propiciada por los medios virtuales y el soporte de Internet, la mayoría de los denominados webcomics consisten en tiras, siendo muy pocos los que eligen la página completa o un formato vertical. En este caso, justamente vemos una obra narrada en formato tira, publicada por la editorial cordobesa Llanto de Mudo.

Diego Parés es un confeso admirador de Crumb y eso se nota en muchas cosas, no solo en el diseño de la sobrina de Rispo (y tantas otras féminas), sino también en su estilo general. Hay trazas de MAD, Divitto y otros, a quienes homenajea constantemente. De hecho, el principal atractivo es el dibujo virtuoso del autor, capaz de dominar cientos de trazos, lo cual ha demostrado en toda su obra en la Fierro, Barcelona, Nación y otros medios.
 La historia de Las Correrías del Señor y la Señora Rispo parece una versión adulta de las historias que podían encontrarse en Lupin o Patoruzito, con personajes asombrosamente simples en su composición y de trazo directo y exacto. Considero a Parés uno de los mejores ilustradores/dibujantes del país y esto se nota a la lejanía, especialmente en su capacidad para contar situaciones mediante gestos y expresiones faciales. Es difícil creer que un personaje cuyo rostro consiste en dos círculos y dos líneas como rispo puede ser tan polifacético.
 La contra principal es la narración, el guión que zigzaguea de un lado al otro (característica principal del absurdo, aunque contraproducente en este caso): parodia, crítica social, autobiografía, etc. Hasta donde se sabe, como él mismo ha declarado y como sus amigos comentan incluso en el prologo del libro, Parés ha tenido una vida agitada, lo cual no solo se ve retratado en el comportamiento y vivencias de los personajes sino también en lo errático de lugares, motivaciones, reacciones y lineamientos de la trama.
La obra es casi una excusa para un virtuoso del trazo, un conocedor de la historia del dibujo argentino incomparable, una bestia viviente de la ilustración que creó obras inolvidables para la historieta humorística argentina

martes, 24 de junio de 2014

24/06: El Maravilloso Pequeño Gran Mundo de Raúl Estádler



24/06: El Maravilloso Pequeño Gran Mundo de Raúl Estádler (56 Págs.)
Nicolás Brondo – Llanto de Mudo 2012

A veces no hace falta sobrecargar viñetas o extensos diálogos para transmitir una idea rápida, sencilla y, sobre todo, graciosa. Dos líneas de diálogo pueden, en esos casos, ser más importantes que paneles de construcción compleja. Nicolás Brondo se sale con la suya manteniendo esa perspectiva, y consigue de igual manera un solidísimo libro de historieta humorística con El maravilloso pequeño gran mundo de Raúl Estádler, que la editorial cordobesa Llanto de Mudo publicó en el país en marzo del 2012.

 Si esto es así, será porque antes que humorista gráfico, Brondo es dibujante, y un gran dibujante. En Raúl Estádler, el autor presenta a un personaje irascible que detesta todos los grandes tópicos de la historieta contemporánea e, incluso, a la historieta misma. Y uno creería que Raúl Estádler es un alter ego del propio Brondo si no fuese porque es fácil intuir el cariño que el cordobés siente por aquellos a los que menciona (incluso sus guionistas). Raúl Estádler incluso detesta el hecho mismo de ser dibujante, pero evidentemente tiene un amor negado que le impide hacer otra cosa más que dibujar esas historietas que detesta. Es que, aunque reniegue, su vida está junto al tablero de dibujo.

El humor de Raúl Estádler está más cerca del grotesco y de la acidez que de la sitcom habitual en otras obras que abordan el oficio historietístico. El protagonista desea activamente la muerte de guionistas (y se los imagina muy detalladamente en poses finales más bien indignas), desprecia su pasado fanzinero y busca algo de solaz en la plaza, a la que acude con papel y plumín, porque hay que seguir dibujando “historietas automáticas”.

En el dibujo, Brondo explora estilos en las una historietas corta (rara vez alguna dura más de dos páginas). Desde tramas recargadas a trazos sueltos, comentarios cortos en cuadro de texto o extensos globos de diálogo, e incluso diálogos al pie de viñeta. Y de todas las pruebas sale bien parado, con el efecto bien logrado para el chiste de turno.
 Una porción no menor del libro está compuesta por colaboraciones cortas realizadas por colegas de Brondo. Hay chistes de Gustavo Sala, ilustraciones de Dante Ginevra, Max Aguirre, Diego Parés, Nacha Vollenweider y otros. Lo que más se destaca de este pasaje, sin embargo, son dos historietas cortas que ilustra el autor, pero con guión de Luciano Saracino y Roberto von Sprecher y que, justamente, vuelven sobre la cuestión de la relación de Estádler con los guionistas. Redondea el tomo una suerte de aparición estelar de Andrés Accorsi “criticando” el libro que el lector tiene entre manos.