Mostrando entradas con la etiqueta La Princesa Caballero. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta La Princesa Caballero. Mostrar todas las entradas

martes, 2 de febrero de 2016

02/02: La Princesa Caballero Vol. 2



02/02: La Princesa Caballero – Vol. 2 (216 Págs.)
Osamu Tezuka – Glenat Ediciones 2004

Sigo adelante con mi propósito de leer todos los mangas que pueda de Osamu Tezuka. En esta ocasión, aprovechando el mes de Febrero y de las reseñas sobre cómics de romance en el blog, le llegó el turno a todo un clásico, La Princesa Caballero, obra compuesta de tres tomos que publicó Glénat en su momento en España y que está considerada como la obra que supuso el arranque del shojo, uno de los géneros de mayor éxito dentro y fuera de las fronteras niponas.
Estoy acostumbrada a las obras más oscuras de Tezuka, dirigidas a un público adulto (MW, Adolf, Ayako, El árbol que da sombra, etc.), así que siempre es toda una sorpresa encontrarse con una historia clásica de aventuras repletas de princesas, príncipes, brujas, reinos y piratas.

La Princesa Caballero marcó un antes y un después en la historia del manga asentando lo que hoy en día conocemos como shojo, es decir las catalogadas como "historias para chicas" por centrarse la trama principal casi en su totalidad en el amor. La historia de Zafiro comencé a leerla el año pasado, y solo el primer tomo, pero ya con eso me bastó para descubrir una historia entretenida, sobre todo para chicos. El dibujo tan estilizado, ese aire tan a cuento de hadas mezclando moda y ambiente de diferentes siglos con un matiz final tan Disney te atrapa.
 No se puede evitar pensar que era una época machista en la que se concibió este manga, dado que ponen a la mujer como un ser débil, incapaz de luchar y valerse por sí mismo. Aunque luego escenas como todas las mujeres de palacio unidas para enfrentarse a los hombres, hartos de ser las criadas de sus maridos, o la derogación de la Ley Sálica, hacen que esboces una sonrisa.
 He de decir que la historia de amor con el príncipe Frank se me termina haciendo pesada, y que la mayoría del público prefiere que se quede con el otro pretendiente que descubre su secreto, el pirata Blood, más orientado al otro estereotipo de hombre que despierta amor en el manga: el hombres misteriosos y fuerte. Por su parte, Tink, el angelito que antes hemos nombrado pese a parecer en un principio que va a ser más un dolor de cabeza que otra cosa sorprende en este tomo, y es necesario para la trama. Sin él, Zafiro perdería la vida varias veces y se quedaría sin corazones otras tantas. Sobretodo por culpa de la mala de la historia, que no podía faltar en una historia de fantasía, la Dama Hell, una bruja cuya única ambición es ver casada a su hija con Frank y así convertirse esta en princesa y entrar ella a formar parte de la realeza. Pero en esta historia no hay un solo antagonista, si no que tenemos al Duque, quien quiere descubrir ante todos que Zafiro es una mujer, el cual no le pondrá nada fácil su vuelta al reino por muchos esfuerzos que esta haga.
 Hay cosas para no pasar por alto en este manga, como por ejemplo el curiosísimo uso que hace Tezuka de la mitología cristiana, que La Princesa Caballero supusiera que miles de niñas de su época (hablamos de 1953) pudieran leer un cómic destinado a ellas, rompiendo con grandes tabúes del mercado, y la sutil forma en que el autor toca el tema de transexualidad, insinuándolo sin profundizar.
En definitiva: sigue siendo Tezuka. Más azucarado, eso sí, pero no por ello peor. Todos los que gusten de sus mangas, así como los aficionados al shojo, deberían leerlo algún día.

lunes, 2 de febrero de 2015

02/02: La Princesa Caballero Vol. 1



02/02: La Princesa Caballero – Vol. 1 (236 Págs.)
Osamu Tezuka – Glenat Ediciones 2004

Recordando que Febrero es el “mes del amor”, me centraré en reseñar cómics en los cuales el amor gire como trama central, aunque como siempre, habrá espacio para leer de todo un poco. Si hace veinte años me hubieran dicho que iba a terminar escribiendo una reseña sobre una de las series de dibujitos más noña de su época, me habría reído en la cara de quien afirmara aquello. Amante de todo lo que signifique animación, incluso en aquellos años tenía mis límites y la serie sobre una princesa con dos corazones me superaba con mucho (y se lo dice alguien que vio Candy, Candy o Heidi en la infancia). El caso es que descubriendo las obras del Manga no Kamisama Osamu Tezuka, me sorprendió descubrir que las aventuras de Zafiro y Tink (así se llaman los personajes originales) eran creación suya.

 El caso es que unos meses después, y aprovechando el mes de Febrero que me autoimpuse hacer hincapié en mis lecturas sobre cómics románticos, decidí le daría un vistazo a La Princesa Caballero. Y lo cierto es que, sin esperar demasiado (casi nada, me aventuraría a decir) la lectura me ha sorprendido gratamente. A ver, que nadie se lleve a engaño. En esencia, La Princesa Caballero no es más adulta que las primeras obras de Tezuka que ya he reseñado, antes de que entre en su etapa de gekiga que tan alabada es. De hecho, el ser el primer Shojo Manga (manga para chicas) lo aleja del gusto por la ciencia ficción demostrado por Metrópolis o Next World.
¿Por qué me ha gustado? A decir verdad, no lo sé con certeza. Quizás sea porque, de todo lo que hemos comentado hasta ahora, La Princesa Caballero sea la que más deje notar las sempiternas influencias “disneyanas” (sobre todo de Blancanieves y Cenicienta). Pero quizás también porque subyacen otras influencias más sutiles como la obra de Shakespeare, la versión de los hermanos Grimm del cuento popular La Bella Durmiente, el ballet del Lago de los Cisnes del gran Tchaikovsky, o el espíritu de los relatos de caballería o piratería tan comunes en la literatura de aventuras. Aunque parezca imposible, Tezuka incluye dosis de todas ellas en el relato de las aventuras y desventuras (más estas últimas) de Zafiro mientras intenta encontrar su gran amor y definirse por uno de los dos sexos que habitan en ella.
Si argumentalmente esta es la obra más Disney de Tezuka hasta la fecha, la parte gráfica no se queda atrás, por más que Tezuka innove sobre el tejido del manga con la introducción de los fondos floridos o los enormes ojos de los protagonistas (algo que terminará siendo marca de registro de los shojo): desde el diseño de Tink, sacado directamente de los querubines de la Pastoral de Fantasía, hasta el de la bruja Hell, la notable influencia de los estudios de animación se vislumbra más que nunca.
 Una obra accesible de 3 tomos, que se puede recomendar a cualquier niño o niña para que se empiece a interesar en el cómic, ya que como uno de las primeras lecturas, con tanta aventura y chistes, es una obra ideal.
 Me sigo sorprendiendo con el Dios del Manga, que en cada género fue pionero y aún así, demostró cosas que pocos autores posteriores pudieron igualar, que es su narrativa y ruptura para que ningún género sea muy sosa y cliché, si no todo lo contrario. Sigo alabando al Dios del Manga Tezuka.