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viernes, 30 de octubre de 2015

30/10: Biblioteca Marvel – Patrulla X Vol. 9



30/10: Biblioteca Marvel – Patrulla X – Vol. 9 (162 Págs.)
Roy Thomas, Dennis O’Neil, Don Heck, Sal Buscema y Neal Adams – Cómics Forum 2000

De la etapa clásica de Green Lantern de la década del 60 que leí hace dos días, paso a la etapa clásica de los X-Men de la misma década, y me encuentro con un abismo de diferencia. En el tomo pasado de la colección Patrulla X de la Biblioteca Marvel publicado por Forum, comentaba que en los últimos números comenzaba una etapa muy creativa de la serie, escrita por Roy Thomas y dibujada por Neil Adams, una de las mejores etapas de la serie clásica de los X-Men, pero a la vez serían los últimos números publicados antes de la cancelación de la serie, y con este tomo, tenemos recopilados los números The X-Men 60 al 66, publicados originalmente entre Septiembre de 1969 a Marzo de 1970. Y que sea una etapa tan recordada y alabada por los fans, se debe a Neil Adams, quien rompe la puesta en escena de la página, se olvida de esas grillas monótonas  de 6 viñetas por página, y experimenta con la narrativa como con el dibujo, y prueba de eso son los deslumbrantes splash pages.

 En los primeros dos números, tenemos una mini saga en la cual se explica el origen de un nuevo villano, llamado Sauron (como el enemigo principal en El Señor de los Anillos), y en cómo se mezcla con los X-Men y con Alex Summer, el hermano mutante de Cíclope. Al ser un villano que luce como un pterodáctilo, le permite a Neil Adams dibujar a estas criaturas que tan bien se le dan (tanto que los utiliza en una historia de Batman).
 Los siguientes dos números traen otra mini saga. Comienza cuando Ángel cae al Mundo Escondido (que vendría a ser el país de Ka-Zar) que se encuentra debajo de los Polos, debido a la pelea contra Sauron. Allí conoce a un hombre que dice buscar mutantes para ayudarlos, y se une a su causa. Pero para eso, se enfrentará contra sus propios compañeros de X-Men, quienes van al Mundo Escondido a buscar a su amigo, y se unen a la causa de Ka-Zar (el clon de Tarzán de Marvel para quienes no lo conocen). Pero pronto descubrirán que Ángel ha sido engañado, y todo es el plan del villano más peligroso de los X-Men.
 El siguiente número tiene a Don Heck en los dibujos, y para ser honesto, no está tan mal, ya que intenta imitar la narrativa de Adams, y no ser un clon “de la B” de Kirby. Lo interesante del guión, es que aparece un nuevo mutante que se convertirá en villano sólo por esta aventura, y se trata de Sunfire, un mutante japonés que desea prender fuego el Capitolio de Washington como venganza por la Bomba Atómica de Hiroshima. El final es muy bueno, con una escena dramática que cierra la aventura a la perfección.
 En el siguiente número, Neal Adams regresa a los dibujos afortunadamente, pero el guión es escrito por Dennis O´Neil, dupla que en el futuro lograran cómics de tan buena calidad, como la ya reseñada Green Lanter / Green Arrow. O´Neil se encarga de traer de la muerte al Profesor X, con una excusa flojísima y con la amenaza de una invasión extraterrestre de una raza llamada Z´Nox. Pero derrotar a esta amenaza lo dejará exhausto mentalmente, por lo cual los X-Men buscarán la cura, pero esta la tiene Bruce Banner, y para encontrarla, deben derrotar primero a su alter ego, Hulk, en el primer crossover que tienen los mutantes y el Coloso Esmeralda. Este último número cuenta con el guión nuevamente de Roy Thomas, pero el dibujo de Sal Buscema no le hace bien a la serie, que baja mucha la calidad con el dibujo adocenado más acorde a la década del 40 o del 50.
 De esta manera, en este tomo de completa toda la primera etapa de los X-Men, la etapa original tal como la concibieron sus autores, y finaliza en el número 66. La levantada en el dibujo no pudo salvar a la serie de la cancelación. Los siguientes meses luego de Marzo de 1970, se siguió publicando la revista pero sólo republicando historias viejas de los X-Men, hasta que la serie renacería con fuerza como Fénix (cuac!) en 1975, pero eso ya será otra historia. Quedan 3 tomos para finalizar la Biblioteca Marvel de esta serie, ya en el siguiente tomo, me encontré con historias accesorias o de otras revistas que tienen lugar cronológicamente en la etapa de estos X-Men originales.

domingo, 30 de agosto de 2015

30/08: Biblioteca Marvel – Patrulla X Vol. 8



30/08: Biblioteca Marvel – Patrulla X – Vol. 8 (162 Págs.)
Arnorld Drake, Roy Thomas, Werner Roth y Neal Adams – Cómics Forum 2000

Hay muchas contras de que un cómic de publicación mensual esté al borde de la cancelación por bajas ventas. Pero una de las virtudes es que los editores se juegan a cambiar los equipos creativos, y entran en escena artistas que, sin mucho para perder por la cancelación inminente, se juegan a hacer algo fuera de lo común, con más libertad. Esto se dio sobretodo en esta serie, por eso a lo largo de los tomos de la Biblioteca Marvel publicada por Forum hace ya varios años, vimos tantos cambios de equipos creativos. En este volumen, continuamos viendo los números guionizados por Arnorld Drake y dibujados por Werner Roth como venía leyendo en el tomo anterior, pero en la segunda mitad del libro, ya se puede ver un equipo creativo que levanta muchísimo el nivel, sobre todo en la narrativa y la faz gráfica, pero ya llegaré a ello. Por lo pronto, antes de meterme en la reseña de las aventuras recopiladas en este tomo, nada más aclarar que aquí se recopilan los números The X-Men 52 al 59, publicados originalmente entre Enero y Agosto de 1969.

En la primera aventura, tenemos la finalización de la saga de Mésmero, que leí en el tomo anterior, en la cual el discípulo de Magneto se enfrenta a los X-Men, junto al propio Magneto y a su hija, Lorna Dane. Un final con mucha acción y muchas peleas.
El siguiente número es autoconclusivo, y viene a tener la vieja fórmula del “villano de la semana”. Los mutantes se enfrentarán a Blastaar, un villano cósmico encerrado en la Zona Negativa, el universo de antimateria del Universo Marvel. No hay mucho para agregar de esta aventura con mucha machaca superheroica.
 Los siguientes tres números tienen una nueva saga, y resulta más entretenida. En ella, aparecen nuevos personajes, como el hermano de Cíclope, Alex Summers, o el villano Faraón Viviente, quien luego se transforma en un gigante que se hace llamar Monolito Viviente. La aventura ocurre en ruinas arqueológicas, y se aprovecha para explorar un poco en un personaje tan rico como Cíclope, el (ahora) líder de los X-Men. Lo bueno viene el último número, ya que cambia el equipo creativo, y en los guiones vuelve a tomar el mando Roy Thomas, y en el dibujo viene el gran cambio de la mano de Neal Adams, quien cambia tanto el arte como el story-teller de esta serie con bajas ventas.
 Esto se puede apreciar claramente en la siguiente saga, con los últimos tres números recopilados en este tomo. Ya no hay más viñetas en la grilla de 6 o 4 viñetas, si no que las viñetas y la narrativa van cambiando en cada página. Y leer esto en el año 1969, es vanguardia pura. En esta saga, el hijo del científico Bolívar Trask trae devuelta a los Centinelas, los robots que están configurados para destruir a todos los mutantes. Es por eso que hacen cameo casi todos los mutantes aparecidos desde que comenzó la serie, y tienen especial participación Lorna Dane y Havok, el ahora mutante hermano de Cíclope. En esta saga se hace especial hincapié en las disyuntivas de exterminar toda la raza mutante sólo por odio, y por sentirlos como una amenaza para la humanidad.
 Lo dicho, es un tomo que recopila la primera parte de la etapa de Neal Adams en la parte gráfica de la serie original antes de su cancelación, que esta próxima y lo veré en el próximo volumen. En la anterior reseña decía que la serie estaba un descenso de calidad, sin rumbo fijo debido a las bajas ventas, pero este octavo tomo levanta mucho con guiones más ingeniosos y un dibujo vanguardista para la década del 60.

sábado, 23 de agosto de 2014

23/08: Green Lantern / Green Arrow



23/08: Green Lantern / Green Arrow (384 Págs.)
Dennis O´Neil y Neal Adams – Planeta DeAgostini 2007

Dennis O’Neil, joven escritor interesado por lo que ocurría en su entorno, quedó fascinado con los representantes del nuevo periodismo. Y entonces apareció el editor de DC Julius Schwartz, preocupado por la caída en las ventas de Green Lantern, y le ofreció el título para que hiciera con él lo que quisiera. Y el joven Dennis recogió a un personaje que no le importaba a nadie (Green Arrow, a quien había hecho perder su fortuna en un reciente episodio de Justice League), lo emparejó con el superhéroe del anillo y presentó Ningún mal escapará a mi vigilancia, que acabó en las capaces manos de un aún más joven Neal Adams, convirtiéndose en uno de los cómics más citados del medio.

 A pesar de su juventud, O’Neil no es tan presuntuoso para creer que tiene la solución a los problemas que, no obstante, quiere denunciar. De ahí que opte por exponerlos a través de dos visiones contrapuestas y, sin embargo, complementarias. Green Lantern, como él mismo lo define, es un superpolicía, preocupado por mantener el imperio de la ley; Green Arrow, por el contrario, está más interesado en la justicia, por muy huidizo que pueda resultar este concepto, aunque ello suponga infringir las normas establecidas. En las primeras historias, un guardián de Oa hace las veces de observador/árbitro, pero es pronto sustituido por Canario Negro, más acorde a los propósitos mundanos del experimento. En el contraste de pareceres radica a menudo el conflicto en las historias.
 Se puede ser razonablemente escéptico con el alcance de la crítica social, pero es imposible cuestionar el acierto en la definición de los principales personajes. Son cercanos, contradictorios, sufrientes, humanos. No dejan de ser superhéroes, en el sentido de que sus motivaciones son insobornablemente honestas. ¿Puede haber una reacción más contradictoria y, a la vez, coherente que la de Green Arrow con su pupilo? Quien abandera causas perdidas y se enfrenta a la ley por los derechos de unos desconocidos es incapaz, en su soberbia, de romper una lanza por su joven compañero; mientras que Green Lantern, el superpolicía que preconiza el cumplimiento escrupuloso de la ley, se vuelve comprensivo y humilde ante el dolor cercano.
 Si bien es raro encontrar quien cuestione la habilidad gráfica de Neal Adams, a pesar del descuido evidente en muchos de sus fondos, su narración es otro cantar. Aquí no cabe sino rendirse, por la compenetración a la que llegó con O’Neil. Hay detalles que apuntan esa complicidad, como la aparición de un cartero con la pinta de Alfred Hitchcock cuando el trío protagonista cita la película Los pájaros. Con páginas hermosas (hasta algún splash page), lamentablemente con la elección de Planeta DeAgostini de editarlo en el enorme formato Absolute pierde muchísimo.
 Estos cómics obtuvieron una repercusión enorme en el momento de su publicación. Tal vez por ello, algunas voces han venido luego con el consabido “no era para tanto”, acusándolos de carecer de una profundidad que, en primer lugar, nunca buscaron. Pero déjenme decirlo. Sí era para tanto. Y para más. Sin ellos, no puede entenderse la irrupción de Frank Miller ni, mucho menos, la de Alan Moore. Y, más allá de su impacto duradero en el género, siguen siendo unas historias magníficamente realizadas y con un sabor único e intransferible. Se publicaron hace más de 40 años, pero podemos leerlas mañana y disfrutar como el primer día. O más. ¿De cuántas se puede decir lo mismo?