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martes, 9 de septiembre de 2014

09/09: Watchmen (Película)



09/09: Watchmen (163 minutos)
Zack Snyder – Warner Bros - 2009

Y siguiendo como el día de ayer con obras del genial guionista Alan Moore, reseño una película que adapta una obra que reseñé el mes pasado. ¿Qué es lo que hace que la historia de superhéroes más críticamente aclamada de todos los tiempos tarde veinte años en adaptarse? La respuesta es obvia: la descomunal dificultad que representaba el trasladar su estructura. No se trataba de que en doce números sucediesen demasiadas cosas. Simplemente, se trataba de que la construcción de Watchmen no se adaptaba a la de una película, por larga que ésta fuese. Watchmen, podría haber optado entre dos opciones: una reescritura radical, que hiciese hincapié en desarrollar la intriga generada en torno al asesinato de enmascarados que arranca la película, o, por el contrario, adoptar un enfoque de gran fidelidad a la obra original. Se optó, claramente, por esta última.

 Sin duda, lo mejor de la película puede ser sus primeros cuarenta minutos, centrada en la figura del Comediante, que es asesinado en la primera escena. Del largo metraje de la película, la mayoría se destina a adaptar, con una impresionante minuciosidad, los dos primeros números de la saga: es lógico, porque permite presentar, mejor que ningún otro, a todos los componentes de los vigilantes y contar la historia de sus predecesores enmascarados, los Minutemen. Y es en esta adaptación donde mejor se nota lo de la “estructura de doce arcos argumentales”: la película arranca con el Comediante siendo asesinado y cierra un primer arco con la repetición de ese mismo asesinato con Rorschach contando la historia de Pagliacci.  El problema, sin embargo, viene después, cuando hay que continuar y la película apuesta por seguir abriendo y cerrando esos arcos: después de haber dedicado un tiempo desmesurado – en el conjunto de la película – al Comediante, de pronto, pasaremos a ver el flashback de Rorschach, el del Dr. Manhattan, etc. ¿El resultado? Una película en la que no se marca ninguna dirección clara de avance: apenas se subraya “la conspiración para acabar con enmascarados” y se dan unas pinceladas sobre la inminencia de una guerra nuclear. Pero la sensación sigue siendo la de una estructura que arranca y para, en la que se nos cuenta la vida de unos señores por capítulos y en la que Búho Nocturno, por ejemplo, tarda dos horas en ponerse a hacer algo.
Lo cierto es que la doble intención de Watchmen: la fábula sobre una sociedad distópica generada por los superhéroes y la reflexión sobre la propia esencia del superhéroe, funcionaba a la perfección en esa obra de doce números que Moore quería que se leyese sentado en un sofá. Como película, las partes dedicadas a cada personaje, simplemente, acentúan el carácter lento y contemplativo que apenas avanza (y más aún cuando, entre todas las cosas que hay que aligerar, se quita algo de la investigación de Rorschach). Éstos eran los problemas derivados de una adaptación fiel, y la película los ha padecido.
 Hay que decir, sin embargo, que, puestos a jugar la carta de una adaptación fiel, Watchmen es una obra hecha con cariño y esmero: todos los diseños son una acertadísima traducción a imagen en movimiento de la estética del cómic. Los encuadres son, en su mayoría, un derroche de gusto visual y momentos como el de la gota de sangre cayendo en la chapita del Smiley – el momento icónico por antonomasia del cómic de los ’80 – tienen la misma fuerza en la película que en el cómic original. Sabiamente, además, se ubica la película en unos distópicos años ’80 en vez de intentar una modernización que sólo haría daño a la obra y que dejaría en tela de juicio ciertos aspectos argumentales (principalmente políticos).
Sin embargo, Zack Snyder, tan dotado para la imagen sofisticada, sí que muestra importantes carencias a la hora de dirigir actores y crear un tono determinado. La implicación emocional con los personajes no está lograda con casi ninguno de ellos (sólo Rorschach nos interesa como personaje y nos produce algo de empatía).
El balance final de Watchmen es el de una adaptación muy fiel que debería agradar a todos aquellos que han admirado, durante más de veinte años, la obra maestra de Alan Moore. Sin embargo, para todos aquellos que desconozcan la obra, no me queda más remedio que advertir que puede que se encuentren ante una obra tediosa, deslavazada y sin hilo conductor central.

miércoles, 6 de agosto de 2014

06/08: Watchmen



06/08: Watchmen (416 Págs.)
Alan Moore y Dave Gibbons – ECC Ediciones 2013

Alan Moore, un guionista inglés recién llegado al cómic estadounidense precedido por la buena crítica y recepción que habían tenido anteriormente sus obras “V de Vendetta” y “Miracleman”, buscaba escribir una obra basada en superhéroes que no siguiese los cánones típicos de las historias de estos contadas hasta el momento. Así que mientras que el resto de guionistas buscaban conseguir que sus personajes fueran los más fuertes, Alan Moore tomaba la senda contraria, escribiendo una obra que ofrecía la cara oculta de los superhéroes, sus miserias y debilidades. Es así como comenzó a hilvanar lo que sería su obra maestra: Watchmen.

Tras en 1977 haberse aprobado la Ley Keenne en la que se declaraba ilegal todo tipo de enmascarados, el grupo de superhéroes conocido como Watchmen (los Vigilantes) decidieron separarse tomando cada uno su propio camino: el Dr. Manhattan (junto a su pareja, Espectro de Seda) y el Comediante se pusieron al servicio del gobierno, Búho Nocturno retomó su pacífica vida, Ozymandias se convirtió en uno de los empresarios más importantes del mundo. Todos abandonaron su labor como superhéroes, menos Rorschach, el cual siguió castigando los crímenes y demás fechorías de forma ilegal siendo perseguido por la policía. Es este quien, 8 años más tarde, en 1985, cuando la Guerra Fría se encuentra próxima a su apogeo, acude a la escena del crimen del asesinato de Edward Blake, quien resulta ser el antiguo superhéroe el Comediante. Esto lleva a Rorschach a comenzar a descubrir lo que parece ser un plan para acabar con los enmascarados. Pero esto no es más que el pretexto para sumergirnos en una obra altamente compleja y llena de historias secundarias difíciles de resumir aquí.
 Alan Moore nos presenta esta obra maestra en la que teje una historia simplemente genial, compleja a la par que dinámica, la cual conseguirá atrapar desde la primera viñeta al lector. Como ya hemos dicho, la obra cuenta con un eje principal que Alan Moore usa para ir poniendo en marcha el resto de las historias secundarias, las que realmente protagonizan el cómic. Estas historias secundarias se basan en las relaciones personales entre estos y, siendo muy escuetos, creando algo semejante a lo que se podría decir un ensayo sobre los superhéroes: su función en la sociedad, sus perfiles psicológicos, sus problemas. Y es que si algo contiene esta obra, es una dura y fuerte crítica social, llegando a reflejar mediante distintos recursos lo peor de esta. Esto, junto a la gran cantidad de temas que trata (la guerra y sus consecuencias, el poder, el determinismo), hace que sea una obra de lo más completa que engloba en su historia las diversas temáticas de forma brillante, haciendo que realmente Watchmen sea algo más que una novela gráfica. Sobre estos personajes, de los cuales el único con superpoderes es el Dr. Manhattan, vamos descubriendo poco a poco sus relaciones, sus pasados y sus personalidades, las cuales se encuentran brillantemente definidas y diferenciadas del resto de compañeros y de los numeroso secundarios igualmente bien creados, permitiéndonos así la oportunidad de abordar los sucesos y el contexto desde distintos puntos de vista.

Otro de los pilares del éxito en el que se apoya Watchmen es el compañero de Moore, Dave Gibbons, quien se encarga del apartado gráfico. Desde la primera viñeta podemos observar el acierto con el que Gibbons van plasmando la historia en cada escena, en cada página, pues, a pesar de ser también bastante buenos, los dibujos en sí no son lo mejor que nos presenta el dibujante inglés, sino la ingeniosa forma en la que Gibbons va desarrollando la escena viñeta a viñeta, mostrándonos finalmente una página con un extraordinario mosaico.
 La edición de Watchmen de ECC Ediciones contiene 416 páginas en las que podemos encontrar los 12 números publicados entre 1986 y 1987 que contienen la historia y gran cantidad de material adicional, ya que al final de cada capítulo nos encontramos autobiografías ficticias de los superhéroes o varios artículos, igualmente ficticios, relacionados con estos o con los sucesos acontecidos en dicho capítulo.
 Finalizando, Watchmen es un claro punto de referencia en el Noveno Arte y una de las mejores obras de ciencia ficción en general, una obra narrada de forma magistral compuesta por multitud de piezas y aspectos que Alan Moore hace encajar perfectamente. No lo dudes, si te precias un amante del cómic y las buenas historias, vale el esfuerzo de conseguir.