lunes, 8 de septiembre de 2014

08/09: Batman: La Broma Asesina



08/09: Batman: La Broma Asesina (48 Págs.)
Alan Moore y Brian Bolland – ECC Ediciones 2013



Siguiendo con obras del guionista inglés Alan Moore que he reseñado los meses pasados (V de Vendetta, Watchmen), estamos ante uno de los grandes clásicos del mundo del cómic. Batman: La Broma Asesina es una de esas obras que pasan a la posteridad sin importar los años que hayan transcurrido desde que viera la luz por primera vez. En este caso, el cómic de Alan Moore y Brian Bolland fue publicado allá por el año 1988 y ha supuesto un gran referente para el género de superhéroes, además de la base en la que se han asentado muchas de las historias que se han contado tiempo después tanto sobre Batman como sobre el Joker. La versión que se podía conseguir en el país en español era la publicada por la Editorial Perfil en Diciembre de 1993, hasta que a fines del 2013, ECC Ediciones publicó una edición sólo nacional (ni española ni sudamericana) de esta obra.

 En realidad, estamos ante el enésimo enfrentamiento entre el Caballero Oscuro y su mayor némesis, el Joker. Todo comienza con un Batman entrando en el Sanatorio de Arkham intentando razonar con el Joker, pero pronto se da cuenta de que su archienemigo ha escapado una vez más ante las narices del personal del asilo y de la misma policía de Gotham City. El Joker de Moore encarna la verdadera locura, la maldad personificada, es casi terrorífico, y ha servido de inspiración para muchos otros autores. El enemigo del Murciélago urde un plan que busca justificar lo trastornado de su estado mental, establece su base de operaciones en una feria abandonada a las afueras de la ciudad y va hasta la misma casa del Comisario James Gordon para capturarlo. Así, el Joker pretende demostrar que incluso el hombre más cuerdo e íntegro del mundo puede volverse loco simplemente con un pequeño empujón, solo teniendo "un mal día", pues para él la locura es un refugio en el que resguardarnos cuando la realidad nos supera. Eso, un mal día, un cúmulo de desgracias fue lo que al parecer (nunca queda claro si sucedió realmente) le pasó a él. Mediante los flashbacks que pueblan el relato descubrimos como la vida de un humilde humorista sin demasiado éxito se desmorona hasta llegar a ser el payaso del crimen.
 Todo parece tan descabellado y, sin embargo, tan lógico. Quizá lo más atractivo de esta obra es que Alan Moore nos cuente una historia tan redonda y tan fantástica en algo más de cuarenta páginas. El nacimiento del monstruo, absolutamente sobrecogedor. Genial, por cierto, el recurso de que la primera viñeta de cada flashback sea muy similar a la última que hemos visto del presente. Y es que en esta obra la repetición de imágenes se usa mucho como símbolo de lo que nos habla el cómic, el bucle en el que están atrapados héroe y villano. Brillante. Mención especial merece el final, donde tras demostrarse que la teoría del Joker es errónea, Batman intenta razonar con él una vez más, sin conseguirlo. Y en las últimas páginas, con el chiste que cierra la obra, se ve que quizá Batman esté tan loco como el Joker, solo que enfoca su locura en otra dirección. Un final acojonante para un cómic que deseas que no acabe nunca.
Además, los hechos ocurridos en el presente se entrelazan con el pasado (o uno de los posibles) del criminal. En DC han sabido alimentar la leyenda del pasado del Joker al no llegar a confirmar nunca cuál fue la verdadera causa de llegase a ser como es ahora, pero Alan Moore nos cuenta un contraste entre el hombre antes de convertirse en el monstruo muy acertado.
 Si la presencia de Alan Moore no fuera suficiente, tenemos a Brian Bolland, el que es, para mí, uno de los mejores dibujantes de cómics que he podido disfrutar jamás. Su arte es de sobra conocido, crudo y realista. El detalle de sus dibujos y la sensación de que lo que ha plasmado en el papel es prácticamente un calco de algo que ha sucedido realmente, pero pasado por un filtro para que la sensación sea mucho más impactante debido al peso específico de los dibujos en un cómic.
En definitiva, una obra maestra. No hace falta seguir diciendo nada más.

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