lunes, 15 de septiembre de 2014

15/09: Superman: Las Primeras 100 Historietas – Vol. 11



15/09: Superman: Las Primeras 100 Historietas – Vol. 11 (114 Págs.)
Jerry Siegel y Leo Nowak – Grupo Clarín 2010

Finalmente, el archi famoso dibujante de Superman, Joe Shuster, le deja el legado para que lo continúe el dibujante Leo Nowak en todas las aventuras de este onceavo tomo, excepto por una única historia a cargo de John Sikela. El dibujo es simple, con pocos o ningún fondo, y los rostros apenas descifrables. El guión siguió a cargo de Jerry Siegel, su guionista original. La colección fue publicada por Grupo Clarín, con la traducción de Anna Fonoll Branchadell y los prólogos informativos de Alejo García Valdearena, y este tomo recopila las historias publicadas en los números USA Superman 11 y 12, Action Cómics 39 y 40, y World´s Finest Cómics 3, entre Julio a Octubre de 1941.

 La primera de las ochos historias nuevamente tiene como villanos principales a unos espías (esta vez llamados Insignia Dorada) que atentan contra la democracia de la nación, y que Superman deberá detener.  La segunda es un poco insulsa, pero al menos diferente a lo que se leía últimamente. Un laboratorio parece que está haciendo experimentos con animales y se ven algunos animales gigantes, pero todo era un engaño para ensuciar al laboratorio de parte del dueño de una mina. La próxima aventura tendrá el sello de Tarzán, ya que por culpa de una extraña enfermedad sudamericana que acecha Metrópolis, Superman y Lois Lane deberán viajar a una selva en busca de una tribu que pueda ayudarlos, y allí se enfrentarán a diferentes animales, nativos, etc. La cuarta historia muy floja, con un mensaje moral que nos transmite una millonaria que se hace cargo de su empresa por el bien de sus empleados.  Luego el Hombre de Acero se enfrentará al Hombre Radiactivo, un científico que adquiere el poder mortal del radio al fracasar un experimento. El Sargento Casey, de la fuerza policial de la ciudad ya se convierte en un personaje típico, y culpa al superhéroe de los asesinatos que ocurren en la ciudad, trayendo un poco de la mala fama que tienen los superhéroes en sus cómics para mostrarnos en realidad su carácter noble al soportar críticas y aún así luchar contra el crimen. La siguiente historia, nuevamente aburrida, es casi igual a la que describí como la cuarta historia. Una mujer rica descubre que el despilfarro de dinero y el hedonismo no es nada productivo y se dedica finalmente a la caridad. Lo que deba enfrentar Superman para hacerla entrar en razón, carece de relevancia. Luego el Hombre de Acero deberá frenar unos atentados contra una compañía de trenes, perpetrados por una banda que mata inocentes para que las acciones de la empresa bajen y puedan comprarlas. Así como en el resto de las aventuras del tomo, Superman ya no hace un saltarín y puede volar finalmente.
Y en la última historia, Clark Kent y Lois Lane se tomarán vacaciones en un crucero que los lleva a la Isla de Pogo (el nombre debe ser porque se vivían muchos recitales tal vez), en donde unos nativos causarán problemas gracias a su médico brujo, que en realidad es un espía internacional que manipula a los nativos para que sean peligrosos y nadie se acerque a la isla.
 Un tomo en donde ya la guerra se vuelve muy palpable, con las portadas de las revistas (Superman golpeando un tanque, cayendo en paracaídas, abrazado a un soldado y un marino) que dejan un claro mensaje: Superman apoya la intervención en la guerra, pero sus historias al no tratar el tema directamente, sirven como un escapismo para la población.

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