jueves, 3 de diciembre de 2015

03/12: Las Aventuras de Fede y Tomate Vol. 2: Hay que Salvar a Florencia



03/12: Las Aventuras de Fede y Tomate Vol. 2: Hay que Salvar a Florencia (48 Págs.)
Luciano Saracino y Gerardo Baró – Pictus 2012

Extraterrestres, ninjas y estrellas de cine. ¡Nada puede fallar! Se puede completar la fórmula con una mascota simpática, algo de misterio y un romance. Luciano Saracino y Gerardo Baró lo hacen en la segunda y hasta ahora última  entrega de Las aventuras de Fede y Tomate (¡Hay que salvar a Florencia!), y les sale bastante bien. Claro que les sale bien más allá de los elementos puntuales de turno. Si funciona lo que propone la dupla es porque el mundo es consistente, los personajes están bien armados, la narrativa fluye a buen ritmo y el dibujo de Baró es notable.

 Como su trabajo anterior, estas aventuras de Fede y Tomate incluyen alguien en peligro (Florencia, eterno amor de Fede), un misterio y una amenaza. La receta vuelve a surtir  efecto porque el guión es sólido y trabaja bien sobre las relaciones entre los personajes que los autores construyeron en el primer tomo. Además, Saracino se asegura que página por medio suceda algo que empuja la historia hacia adelante. Si a eso le sumamos pocos cuadros por página, ese empujón narrativo jamás se demora.
 Lo que aquí se empieza a desarrollar con más profundidad es la relación entre Federico y Florencia. Él, tímido. Ella, más extrovertida. Él intentado disimular que está perdido por ella, y ella tratando de demostrarle que está todo bien. Su incorporación opaca incluso la figura de Tomate, que parece relegado a la función de ser una oreja a la que el protagonista pueda hablarle. El único reparo que puede hacerse a la resolución del relato es que sigue un modelo muy similar al planteado en el primer libro. Si bien se sostiene y la repetición de la fórmula puede servir para generar empatía con los chicos (que rondarán los siete años), lo hace algo previsible para los adultos que deban acompañar esas lecturas. Pero es un asunto menor, considerando a quién está dirigida la historieta.
 Por otro lado, Saracino también sostiene la consistencia estilística cuando retoma algunos elementos formales que se repiten. Por ejemplo, al igual que en el libro anterior, hay una página “negra” que simula una pausa y en la que la voz en off del protagonista anticipa la llegada de una  serie de instantáneas (en este caso, las reacciones de los tres personajes principales ante distintas películas). Es probable que, con la saga terminada (en el próximo libro aún sin editar), esto cobre aún mayor relevancia para dar unidad a la serie. La labor de Baró, nuevamente, es imprescindible para el buen rumbo de la historia. Mantiene al mismo tiempo la claridad narrativa, la consistencia de un mundo lleno de pequeños detalles, incorpora guiños para el lector (por ahí hay un Han “Fede” Solo y una Leia “Flor” Organa) y hasta algún chiste para el mundo comiquero.
 En un mes de cierre de lecturas en el blog, me encontré con el que por ahora es el final de la saga de Fede y Tomate, pero los chicos que hayan leído esta historieta piden una más y no joden más.

No hay comentarios:

Publicar un comentario