27/01: Real – Vol. 6 (226
Págs.)
Takehiko Inoue – Editorial
Ivrea 2008
Llegó el momento
de reseñar una de las obras de Takehiko Inoue.
Un error que no haya sido reseñado antes, por mi fanatismo por el autor. Este
monstruo del noveno arte, supo cautivarme con obras que se salen de lo
convencional, exploran otras posibilidades del manga, no integran el
mainstream, y sin embargo son éxito en ventas. No es poca cosa. La obra en
cuestión es Real, una serie intimista
y experimental, que te deja pensando cada vez que terminas un capítulos. Una
serie en donde todos los silencios, todas las viñetas, todas las expresiones
faciales tienen un fuerte significado. Una obra que tiene al básquet como tema
(debido a la pasión de Takehiko por
ese deporte), pero no es una serie “sobre” básquet. Si no que lo toma como un
elemento más, algo que define la personalidad de los personajes. Y en esta obra
de arte, se ve más que nunca el progreso de los personajes, de personalidad tan
reales, que hacen que el lector pueda identificarse. Nos llega al país gracias a Editorial Ivrea, que trae los tomos de
su filial española, son sobrecubiertas, 8 páginas a color y traducciones del
conocido e informativo Agustín Gómez Sanz. Este
tomo fue publicado en Julio del 2008, y está integrado por los capítulos 31 al
36.
La historia, a grandes rasgos, nos cuenta las
peripecias de tres personajes. El primero, Totomi
Nomiya, es un joven con problemas de conducta, que deja la escuela después
de un accidente en moto, en donde deja en silla de ruedas a Yasumi, una chica que acababa de
conocer. Si bien tiene escenas que nos dan gracia, es un personaje complejo, ya
que pasará los días tratando de ser mejor persona. Luego tenemos a Kiyoharu Togawa, un joven atleta que
por una rara enfermedad deben amputarle una pierna, y entonces se dedica a
mejorar en el básquet en silla de ruedas. Y por último, a Hisanobu Takahashi, un ex
compañero de Nomiya, que se cree
superior a los demás, y queda en silla de ruedas luego de un accidente.
En este sexto tomo, cae el protagonismo entre Nomiya y Takahashi. El primero, intentando acomodar su vida, mediante su
trabaja en una compañía de mudanzas, mientras busca un objetivo en su vida.
Pero los galardones se los lleva Takahashi,
quien pasa a vivir con su padre, después de que se resigne a su recuperación en
el hospital, y su madre sufra un pico de presión. La relación de Takahashi y su padre, que lo abandonó
hace años, es simplemente genial. Los recuerdos de su niñez con su padre, su
trauma de abandono, su mirada despectiva hacia él, todo está perfectamente
detallado. Y el final del tomo simplemente es para lagarse a llorar. El autor
nos muestra cómo puede dejar al desnudo los sentimientos de sus personajes, en
un grito de desesperación.
Después de alabar tanto esta obra, no queda
mucho que decir del dibujo. Simplemente, Takehiko
logra hacer escenarios reales, rostros reales, expresiones reales, miradas
reales. Es impresionante lo bien que le sale dibujar las caras de los niños
japoneses.
Realmente es una
obra para no serle indiferente, y tener entre las series imprescindibles que
uno tiene que leer más temprano que tarde.
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