domingo, 17 de agosto de 2014

17/08: Legion



17/08: Legion (64 Págs.)
Salvador Sanz Ovni Press 2013

Descubrí que mis pesadillas no eran las peores por lo que yo creía, sino por algo muy distinto: las de Salvador Sanz son definitivamente mejores. No sé quién o qué alimenta la imaginación de este porteño, pero no creo que me guste saberlo. Sus historietas son complejos mecanismos de relojería perversa, relatos e imágenes frente a los cuales la pasividad deja de ser una opción.
 La historia de Legión puede resumirse en un párrafo: un encadenamiento de hechos traen a nuestra realidad (que no es la única) un ejército de siniestros artistas de la perversión. Esta legión somete, mutila y asesina a los habitantes de Buenos Aires para lograr concretar su objetivo: construir una obra de arte totalizadora y salvaje. Los cuatro protagonistas, más que actuantes, son meros observadores que se ven arrastrados hasta las entrañas mismas de la legión para terminar descubriendo un universo en el que el arte es sólo una fuerza destructiva, un motor para la guerra y la aniquilación”.

 Dentro de este argumento (que no por sencillo deja de ser original), el poder de la narración de Sanz se despliega a pleno, primero al combinar imágenes del mejor estilo bíblico ambientadas en escenarios porteños fácilmente reconocibles con una concepción “oesterheldiana” del cómic, y luego con una estética de la mutilación que mucho le debe al gore. De este modo, Sanz nos ofrece, entre sus macabras elucubraciones, una lluvia de sangre que parece la undécima plaga de Moisés cayendo sobre una Buenos Aires evocada con tanta firmeza como aquella que hace cinco décadas fuera cubierta por la nevada mortal. Legión tiene muchas virtudes, pero destacaremos sólo las dos que consideramos más notables, aquellas que la sitúan en la cima de la producción de Sanz y deberían colocarla con facilidad asombrosa en el panteón de los cómics más originales de Argentina y, probablemente, del mundo: En primer lugar, Legión, aunque explícito en su contenido visual, es sutil en la construcción de la trama. Sanz logra elipsis que no sólo dan velocidad a la trama, sino que generan cierta ambigüedad que acrecienta el misterio y acentúa el poder de evocación. La utilización del color deja de ser un mero acompañamiento para colocarse al servicio de la trama: el relato comienza con tonos grises, incorpora en color con la llegada de la lluvia de sangre y retorna a la monocromía cuando los personajes se adentran en la escultura erigida por la Legión.
El segundo elemento que se destaca en Legión es el enorme poder de evocación de sus ilustraciones. Sanz ha demostrado tener una gran capacidad para generar imágenes de una belleza atroz, profundamente enrizadas en símbolos universales. Esto se evidencia en la misma figura de los jinetes de la legión, con su mezcla entre primitiva y medieval, pero en la impactante secuencia de la coronación, donde un tema que podría haber dado para la peor escena gore termina convertido en una postal que refleja toda la hermosura de la perversión y el dolor. Tal vez la única pequeña resquebrajadura en la historia de Sanz sea el escaso desarrollo de sus personajes. La ausencia de información sobre ciertos detalles de la trama benefician la historia, pero los protagonistas carecen de carnadura humana. Quizá convendría preguntarse cuánto cambiaría la historia con personajes mejor desarrollados. Es difícil responder este interrogante.
 Por último, el mensaje esbozado sobre el final de la obra es inquietante. ¿Puede el artista transgredir los límites de la cordura sin pagar el precio de su osadía? ¿Podría esto llegar a afectar a toda una sociedad cuando esta ha decidido transigir todas las reglas? Y cuando se ha optado de manera masiva por el quebrantamiento de los límites, ¿cuál será la función del artista, profeta sin profecías que pregonar? Hábilmente, Sanz decide un final abierto, que no por serlo deja de funcionar como un cierre, superando así un problema que oscureció parte de sus primeras obras. Para los que no hayan conseguido la primera edición publicada por Editoria Ivrea en el 2006, esta segunda edición publicada por Ovni Press (con prólogo de Quique Alcatena) es una buena oportunidad para descubrir semejante cómic.

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